El texto más bonito del mundo
lunes, 16 de junio de 2008
Erase un vez un escritor, que quiso escribir el texto más bonito del mundo.
Un texto que, al ser leído, fuese capaz de extraer la bondad en el arrogante, la generosidad en el avaricioso, la honestidad en el embustero y, sobre todo, el amor en el indiferente..
Su texto sería leído en cada casa, en cada esquina, en cada plaza o en cada parque. Se leería en periódicos y se escucharía en radios, y los muros de las ciudades aparecerían colmados de afiches con sus palabras.
La gente comenzaría a leerlo por la simple llamada de la curiosidad y el morbo, pero poco a poco sus originales garabatos mezclados acabarían tomando sentido en la mente del lector, y poco a poco, como un virus, se instalaría en su corazón para que este y unicamente este, fuese capaz de repartirlo por todo el organismo.
Entonces la sensibilidad y la humildad crecerían en cada cuerpo cual enredadera, y aprenderíamos, como las plantas, a transformar todo nuestro CO2 acumulado en oxígeno, en definitiva.. aprenderíamos a respirar..
Y así lo hizo, y las ciudades se inundaron de cuartillas, y la gente acudía en masa para intentar no quedarse sin alguna de ellas. Algunos incluso, en su afán de que ese texto les pudiese cambiar la vida, se llevaban 3 o 4 cuartillas con el mismo texto, dejando a otros sin la posibilidad de tan siquiera leerlo..
Así que pasaron los días y las semanas, y la verdad es que nadie notó el cambio. Su texto no había funcionado..
El escritor, incrédulo, salió a pasear pensando que podría haber pasado. Se sentó en un banco apesadumbrado por su fracaso cuando, de repente, una joven de cabellos cobrizos se sentó a su lado.
- Disculpe buen hombre, ¿qué le ocurre? Parece usted decepcionado..
- Es inevitable muchachita, soy el autor del texto que todos ignoraron, y en esa tinta se escondía mi último gramo de esperanza en el despertar de la raza humana.. Desgraciadamente, fracasé..
- ¿Usted es el autor de ese texto que ha inundado la ciudad? Pues déjeme decirle una cosa. Usted no ha fracasado, simplemente ha cometido un grave error. Y es que para que un texto pueda ser realmente valorado, debe estar siempre firmado por su autor..
Desde entonces, muchos decidieron firmar su cuartilla y entregársela a la persona que creían adecuada.
En la cuartilla solo ponía: "Te quiero."
(Del fotoblog: http://www.fotolog.com/y_w/13298275)
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