Se busca taller para reparar un corazón roto

martes, 2 de septiembre de 2008



Hay quien tiene rota una uña y no sale de casa y hay quien tiene roto el corazón y acaba arreglándole la lavadora a los amigos, cuando va a contarles que se siente hundida.
Son equilibristas sentimentales que pasan por la vida intentando no caer, porque saben que no tienen red. El resto del mundo ignora sus problemas y abusa de ellos. Sus hombros para llorar no tienen límite, cabe todo tipo de llantos: sinceros, lágrimas de cocodrilo, lágrimas de pelar cebollas, conjuntivitis primaverales y moqueos varios.
Conozco a alguien así. Lleva meses cayendo en picado al vacío y no encuentra fondo. Trata de decir que le duele el alma, pero antes de abrir la boca, ya se está tirando de cabeza con el flotador a salvar a algún ahogado en un vaso de agua. Es de esas personas que no tienen en su vocabulario la palabra “no”. Me la imagino como alguien que está a punto de colgarse y se baja del banquito para buscar la sal que una vecina le ha pedido para el guiso. Está pasando una racha horrible, y aún así no ha olvidado sus buenos modales, cuando en realidad querría gritar desde la azotea de su casa que está harta de las puñaladas que le da la vida, y de los sapos que ha besado creyendo que eran príncipes encantados, que le han dejado el corazón lleno de tiritas y remiendos…
Ella intenta contarle su caótica vida a quien cree que la solución a todo sería encontrar a un "hombre-de-mediana-edad-bien-situado". No intenta buscar príncipes azules con los que compartir una hipoteca, sólo trata de agarrarse a una farola con su sombrilla de Mary Popins en este huracán que azota su vida, para no salir volando como en otras ocasiones.
Mientras tanto “el-hombre-de-mediana-edad-bien-situado”, que habita en el cuerpo de “Torrente”, al que alguien le ha regalado su e-mail, la persigue en sus pesadillas amenazándola con reservas en moteles de tercera. La amiga que los ha presentado, se siente realizada con su varita de hada madrina improvisada, fabricando una muñeca clónica a ella, modélica en todos los aspectos, pero sin corazón.
-“Olvídate del amor, lo importante es que tenga una solvente cuenta corriente, nena…”
Curioso mundo éste donde nos sentimos más felices cuando nuestra alegría y nuestra tristeza son compartidas.
Mientras tanto ella, que respira con la angustia de un pez fuera del agua, cree que todo es cuestión de tiempo, se mentaliza y trata de sobrevivir en un mundo incómodo, lleno de pirañas con lágrimas de cocodrilo y hombres-de-mediana-edad con sueños eróticos salidos de películas de Santiago Segura.

(La Dama)

3 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Nu on miércoles, 3 de septiembre de 2008, 0:25:00 CEST dijo...

wow... excelente...
Expresaría con más palabras lo bueno que estaba ese texto, pero no las tengo. Aún así debes saber que me gustó mucho. Felicitaciones.

Blas de Lezo on jueves, 4 de septiembre de 2008, 20:30:00 CEST dijo...

No hay taller para tamaña reparación. Si l@ conoces estoy seguro que sabrás darle buenos motivos para descifrar su autoenigma.
No se, me parece imposible expresar mejor lo que tu has dibujado en esas preciosas líneas.

Blas.

Abril on sábado, 11 de octubre de 2008, 11:06:00 CEST dijo...

Cuando alguien conoce a alguien capaz de autoarreglarse -mejor o peor- el corazón roto y lamerse las propias heridas puede contar historias así.

 

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