Los Ojos de Bette Davis

martes, 15 de abril de 2008


"Siempre he creído que hay personas que viven en un universo paralelo. En ese otro mundo donde la escala de valores es distinta. A veces creo que son seres de otro planeta que han adoptado forma humana y se pasean entre nosotros estudiando nuestras costumbres para establecerse algún día en este mundo, probablemente en busca de la preciada agua. Estoy convencida de que mi auxiliar es una de ellos. Siguiendo mi manía de rebautizar a todo el mundo, yo la llamo Bette Davis, porque cuando se marcha, antes de cerrar la puerta detrás de sí deja en el aire una mirada muy digna, muy ... “Eva al desnudo”.
Ella vive a su propia velocidad, un tanto más ralentizada que el resto. Se desplaza como si en lugar de pies flotara sobre una nube kinton. Se expresa en un lenguaje propio, donde sus ojos de Bette Davis tienen un papel primordial, como si yo intuyese todo lo que intenta decirme con tan sólo un arqueo de cejas -sospecho que ella cree que tengo esa habilidad, porque lo hace muy a menudo-; mete cuñas en las conversaciones que mantengo con las personas a las que entrevisto, a modo de apostilla o de spot publicitario, pero de espaldas a los demás, a dos o tres tonos de voz más bajos y como si tan sólo yo la estuviera oyendo. A veces creo que toda ella es sólo producto de mi imaginación. Ella es así y me encanta tal y como es. Tiene a sus espaldas una vida dura, con la muerte de su hija a los 22. A veces me la cuenta, pero sin hacer dramas. Eso es cuestión de estilos y ese no es el suyo. Le queda apenas un par de años para jubilarse. Es toda una chica Almodóvar. Es muy auténtica. Si Almodóvar entrase alguna vez en mi consulta la convertiría en una estrella, estoy segura de ello. Trataré de que Almodóvar nunca la descubra porque egoístamente prefiero verla flotando a mi lado en su nube kinton que en la pantalla grande.
Además es una maga. Tiene el poder de hacerme reir cuando estoy a punto de explotar de estrés. Suele soltarme uno de sus comentarios irónicos, finos como una aguja, cuando me ve echando humo por las orejas. En ese momento caigo en la cuenta de que por mucho que me agobie, existe un satélite que gira alrededor de mi planeta rojo y que vive sin grandes sobresaltos, al ritmo que marca un diapasón de otro universo paralelo."

(La Dama)


1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog chica pelirroja

 

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