Me importa un pito
viernes, 22 de agosto de 2008
No sé; me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en esto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronostico reservado? ¡ María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.
(Oliverio Girondo)
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4 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:
El año pasado en tu antiguo blog, recuerdo haber leído una historia sobre un anciano que espero y espero a una mujer sentado sobre una roca a orillas del mar, finalmente se fue cuando llegó una chica. Más genial era aún con el tema Watermark de Enya. Pero bueno, te estaría muy agradecido si me dijeras quien escribió eso, o si lo tienes me lo enviaras.
Es para mí un gran pasatiempo leer tu blog. Chao
Visto de esa forma tan ligera y vaporosa creo que estoy de acuerdo. Intento imaginar esa mujer volando y creo que ya observo a las pedestres de otra forma.
Un gusto pasar por aqui,
Blas
Hola Jupo. Me sorprende que me sigas desde hace tanto tiempo y que me hayas encontrado de nuevo. Creo que te refieres a un texto que se llama "Desde una roca". Desconozco el autor. Lo había perdido cuando desapareció mi blog anterior, y gracias a ti lo he vuelto a recuperar. Besos y sigue visitándome.
Blas, me gusta tu galeón, ¿me llevas en tu tripulación a dar la vuelta al mundo? Siempre he soñado con ser pirata.
Gracias por anclar en este puerto.
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