Porque atravesó la noche tu mirada
porque aceleró mi verso su coartada.
Porque tropezó la risa con tu cara
porque distinguí la estrella más lejana.
Porque el día es como un duende
que se prende en tu mirada
porque me perdí en tu orilla
y me bebí la madrugada.
Porque organizó la luna tu llegada
porque aceleró mi verso su coartada.
Porque combinó la rosa con la almohada
porque distinguí la estrella más lejana.
Porque el día es como un duende
que se prende en tu mirada
porque me perdí en tu orilla
y me bebí la madrugada.
Porque tu has dejado en esta guitarra
tu olor a luna llena.
Porque has traído la primavera
Porque el universo que nos abraza
no tiene idioma, no tiene raza.
Porque atravesaste con tu mirada
el techo azul de la madrugada.
Porque se renueva el agua del río
porque tu amor es el canto mío.
Porque el día es como un duende
que se prende en tu mirada
porque me perdí en tu orilla
y me bebí...
Porque me perdí en tu orilla
y me bebí la madrugada.
(Liuba María Hevia)
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