Despedida

sábado, 7 de febrero de 2009


"El principito enrojeció y después continuó:
-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡¿Y esto no es importante?!.
No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos.".

"El principito arrancó también con un poco de melancolía los últimos brotes de baobabs. Creía que no iba a volver nunca. Pero todos aquellos trabajos le parecieron aquella mañana extremadamente dulces. Y cuando regó por última vez la flor y se dispuso a ponerla al abrigo del fanal, sintió ganas de llorar.
-Adiós -le dijo a la flor. Esta no respondió.
-Adiós -repitió el principito.
La flor tosió, pero no porque estuviera resfriada.
-He sido una tonta -le dijo al fin la flor-. Perdóname. Procura ser feliz.
Se sorprendió por la ausencia de reproches y quedó desconcertado, con el fanal en el aire, no comprendiendo esta tranquila mansedumbre.
-Sí, yo te quiero -le dijo la flor-, ha sido culpa mía que tú no lo sepas; pero eso no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo. Trata de ser feliz. . . Y suelta de una vez ese fanal; ya no lo quiero.
-Pero el viento...
-No estoy tan resfriada como para... El aire fresco de la noche me hará bien. Soy una flor.
-Y los animales...
-Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Si no ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás muy lejos. En cuanto a las fieras, no las temo: yo tengo mis garras.
Y le mostraba ingenuamente sus cuatro espinas. Luego añadió:
-Y no prolongues más tu despedida. Puesto que has decidido partir, vete de una vez.
La flor no quería que la viese llorar : era tan orgullosa..."


"-¡Buenos días! -dijo.
Era un jardín cuajado de rosas.
-¡Buenos días! -dijeran las rosas.
El principito las miró. ¡Todas se parecían tanto a su flor!
-¿Quiénes son ustedes? -les preguntó estupefacto.
-Somos las rosas -respondieron éstas.
-¡Ah! -exclamó el principito.
Y se sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que era la única de su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil, todas semejantes, en un solo jardín!
Si ella viese todo esto, se decía el principito, se sentiría vejada, tosería muchísimo y simularía morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que fingirle cuidados, pues sería capaz de dejarse morir verdaderamente para humillarme a mí también... "
Y luego continuó diciéndose: "Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que apenas me llegan a la rodilla y uno de Ios cuales acaso esté extinguido para siempre. Realmente no soy un gran príncipe... " Y echándose sobre la hierba, el principito lloró."

(Fragmentos de "El Principito", Antoine de Saint-Exupery)

2 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Anónimo dijo...

Tú eres esa rosa que no se parece a ninguna otra, Rosa de Abril. Por eso eres para mí la única flor del mundo.

Tuyo x siempre este maestro con alma de prícipe destronado.

Abril on domingo, 8 de febrero de 2009, 21:19:00 CET dijo...

Gracias Maestro por tus palabras. Como siempre, consigues dar luz a este día tan sombrío...

Mil besos.

 

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