Tontos de Capirote
lunes, 16 de noviembre de 2009
Quién me iba a decir que rozarías mi alma con la punta de los dedos y aterrizarías de lleno en mi césped después de perder el control y caer en picado por el precipicio de la locura…
Y ahí estaba yo, con mis botas rojas y mi traje de wonderwoman pasado de moda, buscando una cabina donde sacar la heroína que llevo dentro. Me costó encontrarla, porque con la remodelación del mobiliario público las cabinas telefónicas parecen cualquier cosa, excepto un sitio para comunicarse. Me abruma tanta psicodelia y ese exceso de deshumanización.
El caso es que ahí estabas tú decidiendo qué hacer con tu vida y mientras tanto por allí pasaba yo, con las gafas de miope olvidadas en otro bolso que no era el mío, desentrenada y torpe en mi papel de dama andante, con mi triste figura arremetiendo contra todo molino de viento que se me cruzaba en el camino…
Cuando pasé a tu lado desprendías una luz intermitente en ámbar. Parecías un semáforo al borde de un cortocircuito emocional. Lo interpreté como una señal del destino y me quedé a tu lado aquella noche de lluvia y miopía mal corregida. El caso es que decidí que debía adoptarte. No encontré solución urgente más plausible y, con mi condición de ser pragmático hasta la médula, aquella noche te hice una sopa caliente. Tú a cambio me regalaste los secretos más íntimos de tu vida. Me desbordó tu angustia y me hipnotizaron tus ojos de mar, más de perrillo lastimero que de ser humano a punto del suicidio…
Me contaste lo de tus hermanas ausentes de tus dolores cotidianos; lo de tu hijo usado como arma arrojadiza; lo de tu obsesión por coleccionar cosas inútiles que era una forma de llenar los huecos vacíos de tu mente…y así te fuiste desguazando como un utilitario viejo a punto de expirar para siempre. Nunca he conocido a alguien más coherente dentro de su locura. Ahora que ya creo que empiezo a descifrar el jeroglífico que me planteaste entonces, sólo se me ocurre decir que ya que te has cruzado en mi camino y me has obligado a desempolvar mi traje de wonderwoman no tienes derecho a irte de este mundo sin pedirme permiso. Porque… porque me debes una sopa caliente… y porque me he cansado de luchar sola contra tanto molino de viento casi a tientas porque esta miopía incorregible me impide ver más allá de mi nariz y tú me has enseñado que al otro lado del espejo, aunque mis ojos no puedan verlo, hay un mundo de tontos de capirote que merece la pena explorar…
(La Dama)
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2 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:
¿Te he dicho alguna vez que me enamora tu forma de contar historias?
Tuyo x sp
Gracias por dejar que nos acurruquemos junto a tí debajo de ese paraguas rojo. Por susurrarnos tus sueños tan cotidianos y reales. Por ser tu misma en cada sílaba.
Un beso.
Rey Arturo.
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