Mensajes en una botella

viernes, 7 de agosto de 2009


Hace una semana que apenas recibo e-mails. Estoy encerrada en mi propio mundo y no sé si sigue existiendo vida ahí fuera. No escucho el menor ruido y no me atrevo a salir para confirmar nada. Desde hace dos días el teléfono está mudo debajo de la cama. Se me cayó cuando intentaba hacer una llamada. Lo dejé ahí. Desistí de hacerla. No me encontraba serena para articular palabras y participar en una conversación más o menos coherente.

Después de la última discusión con mi madre me fui sin despedirme de su casa. Por el camino yo conducía mi coche de ocho años. Me niego a cambiarlo. Nunca me ha dado problemas. De haber pensado que sólo me iba a durar ocho años no lo habría comprado o tal vez hubiera comprado uno de segunda mano. Pero me gustó ese desde que lo vi en el concesionario, por eso lo tengo aún. Me recomendaron que no lo comprara, creo que por eso me lo compré. No me ha dado problemas en todo este tiempo. Es fiel como un perro. Es como yo, tiene marcas que atestiguan el paso de los años en su chasis pero se conserva muy bien para su edad.

…Esto es divagar. Odio hacerlo. Cualquier cosa para tener la mente ocupada. No soporto el silencio y creo conversaciones con supuestos contertulios que plantean diversos puntos de vista. Todos ellos son yo pero contemplando la vida desde distintas ópticas. Sé que no debería discutir con ella. Sé que está desubicada en espacio y tiempo, pero detrás de su sonrisa de Gioconda aún reconozco aquellas cosas que me enervaban de ella cuando estaba bien porque disparaba dardos que iban directos al corazón.

Para colmo alguien ha pronunciado las palabras mágicas: “No eres perfecta. Y con esa actitud no me extraña que estés sola”. Yo le he contestado que así vivimos los que tenemos sangre en las venas y la soledad es el precio que tenemos que pagar por ello.

No lo decía en serio. Bueno, tal vez sí, pero estaba herida. Sí, ya sé que eso no justifica nada, pero lo he dicho sin pensar. Si lo pienso dos veces no hago las cosas ni las digo. Siempre me he dejado llevar por el primer impulso y esta vez ha salido como una explosión de fuegos artificiales de mi boca. He derramado lava de volcán mientras conducía hacia casa. Y aquí estoy sobre la cama como si fuera una isla que me aparta de todo lo que me hace daño y me da miedo. El mundo entero me hace daño. El mundo entero me da miedo.

Por eso no abro el correo ni recojo el móvil que permanece silencioso y probablemente apagado debajo de mi cama. Quien quiera saber de mí deberá usar métodos convencionales. La tecnología que no acabo de asimilar me agota. Odio la esclavitud de los teléfonos móviles. Estoy en mi isla y sólo recibo mensajes en una botella…

(La Dama)

3 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

El Maestro de Esgrima dijo...

Aunque tenga que nadar día y noche, llegaré como un náufrago a tu isla...

Tuyo x sp

Takuma dijo...

Si la vida te viene grande a veces, ya somos dos.

No dejes que los problemas te superen.

Detrás de cada lluvia siempre aparece el arcoiris.

Un beso

ReyArturo on jueves, 13 de agosto de 2009, 13:53:00 CEST dijo...

Recoge los bártulos que nos vamos a la sierra, anda. Deja ya esa isla que no conduce a nada y respira el aire puro de los que nos acordamos de tí...aunque a veces nos dejemos arrastrar por el vacío de esta "suciedad".
Dejanos un huequecito debejo de tu paraguas, Dama, que ahí vamos, ah!, y sin móviles.

Besos.

 

Copyright © 2009 Grunge Girl Blogger Template Designed by Ipietoon Blogger Template
Girl Vector Copyrighted to Dapino Colada