Hoy buscando algo más sobre este libro me he encontrado con estas palabras que resumen bien esto que trato de deciros:
“Hay libros que dejan un rastro indeleble de belleza y melancolía en la memoria, que impregnan los cinco sentidos de tal modo que cada vez que una palabra de su título se nombra, se eriza la piel y se nublan los ojos. Cada lector/a tiene su libro-olor, su libro-tacto, su libro-gusto, su libro-olfato. El mío es Seda, de Alessandro Baricco. Lloré al leerlo por primera vez y cada relectura me hizo regalos nuevos, a pesar de su brevedad, de su minimalismo. Los pájaros liberados de las jaulas, la suavidad de los kimonos, la dulzura silenciosa de Hélène, la vehemencia callada del tacto de la acompañante japonesa, la esponjosidad de los capullos de seda, la melancolía de los paisajes, las florecillas en las manos de Madame Blanche...
Yo elijo un pasaje de Seda que es definición de erotismo y amor puro. Hace un rato, releyendo estas dos páginas antes de copiar el texto para ustedes, me di cuenta de que marcaron mi forma de amar, mi forma de entregarme sexualmente. Nunca fui consciente de ello hasta ahora. Puedo decir que he leído literatura erótica. Mucha y buena. Pero ninguna de mis lecturas transformó mi sexualidad y mi sensualidad como la carta de Seda que transcribo a continuación. Disfrútenla. Si no han leído la novela, salgan a buscarla esta misma tarde. No esperen ni un día más. Y esta noche, si tienen la fortuna de que su amor y/o su amante duerma con ustedes, léanle esta maravillosa historia con voz suave. Jamás lo olvidará, se lo aseguro”.
(De SELNoche, DECAMIRÖN)

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