El Hombre más fuerte del mundo

sábado, 28 de junio de 2008



El hombre apartó con una mano la cortina multicolor, vestía con una túnica roja, y un sombrero de copa, tenía una varita que a primera vista perecía una rama. A una señal del mago todos hicieron silencio. El público observaba una bolsa que mostraba por dentro y por fuera, luego tomó su varita con la mano derecha y con unas palabras que repetía, asombrosamente de ella sale una paloma viva, luego la metió en una caja, y al quitar la tapa, las paredes de esta se abrieron. La paloma ha desaparecido y en su lugar se encuentra un gallo. El público aplaude frenéticamente.

El mago sacó de su bolsillo una moneda y la puso en la palma de su mano, y ante la mirada de los espectadores la dobla con sus manos. Una vez doblada, la entregó al público para que la examinaran. Sonriendo, el mago levantó sus manos pero esta vez, nadie aplaudió. Este era un ilusionismo que había hecho durante mucho tiempo con una moneda especial y su público siempre aplaudía.

Entre aquel murmullo, el mago oyó decir que ese truco lo podía hacer Olegario. Muchos se sintieron engañados y se marcharon. Eso fue algo que despertó la curiosidad en el mago y decidió buscarlo. Cuando caminaba en el pueblo, pasó por una casa donde había un horno de barro que humeaba y una mujer barría la acera de su casa. Se trataba de Josefina, quien barría cada mañana a las siete en punto. El prestidigitador se detuvo a preguntar por Olegario, y la mujer contestó: - Todos aquí conocemos a Olegario, es el hombre más fuerte del mundo, él trabaja cargando bultos en el mercado.

Lo que oyó le pareció una exageración, sin embargo, fue a buscarlo. En el mercado observó a un hombre que cargaba pesados bultos de frutos del campo sobre su espalda y los levantaba como si no pesaran nada. Era alto, robusto, con una grande espalda, vestía con una ceñida lycra roja que dejaba al descubierto unos brazos musculosos, calvo y con ojos color celeste, tenía una cicatriz muy grande en la parte derecha de la cara, producto de un incendio cuando era un chico.

El mago se acercó y le preguntó si de verdad podía doblar una moneda y Olegario no solamente la dobló, sino que tomó el mazo de naipes que llevaba el ilusionista en su camisa y los partió con sus manos. El mago quedó estupefacto al ver lo que sus ojos le mostraron.

Olegario, era integrante de una brigada de solidaridad, que trabajaba en la remodelación de la escuela, el mago se maravillaba viéndolo levantar pesadas cargas, pero aún cuando levantaba pesos de hasta 500 kilos, lo que le impresionaba no era su prodigiosa fuerza física. Aquel hombre era un ser muy solo, no tenía familia, ni amigos con quien hablar o compartir sentimientos. Su soledad era un fantasma que nadie mas podía ver. No fue ninguna exageración lo que dijo la mujer que barría, porque el que aguanta la soledad es el hombre más fuerte del mundo.

(De: Fabián Guzmán Sánchez)

1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Anónimo dijo...

Un cuento que encierra mucho contenido. Nos sorprendemos de cosas tontas y en cambio no de la soledad humana, de la tristeza y de tantas otras cosas que no se ven...Felicidades por tener un blog maravilloso.

 

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