Sin tu latido

viernes, 31 de julio de 2009



Hay algunos que dicen
que todos los caminos
conducen a Roma
y es verdad porque el mio
me lleva cada noche al hueco
que te nombra
y le llamo y le suelto
una caricia una blasfemia y dos derrotas
luego apago tus ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca,
ay amor mio
que terriblemente absurdo es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo
sin tu latido...
sin tu latido
que el final de esta historia
enesima autobiografia de un fracaso,
no te sirva de ejemplo
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años
eso casi lo salva,
lo malo son las noches
que mojan mi mano,
ay amor mio
que terriblemente absurdo es estar vivo,
sin el alma de tu cuerpo
sin tu latido...
sin tu latido
aunque todo ya es nada
no se por que te apartas
y huyes de mi,
encuentro por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento
tan terrible es el odio
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo
no lo entiendo,
ay amor mio
que terriblemente absurdo es estar vivo,
sin el alma de tu cuerpo
sin tu latido...
sin tu latido.

(Luis Eduardo Aute & Rafael Medina Mortera)

Una Noche de Magia

viernes, 3 de julio de 2009


"Casi me entra la risa. Yo estaba en la puerta del pequeño estadio de fútbol de Marbella. Cuando, de pronto, escuché el sonido de un helicóptero y vi como se acercaba una limusina escoltada por seguridad. El coche hizo cinco minutos de maniobras para que Michael Jackson bajase exactamente a 50 centímetros de la puerta correcta en lugar de a un metro. Sale y en lugar de los camerinos se encuentra la cocina donde unas señoras cortaban la verdura. Al chaval lo volvieron a meter en el coche para hacer otros diez minutos de maniobras. Era 1988 y fue la primera vez que Michael Jackson actuaba en España. Con el BAD Tour estuvo el 5 de agosto en Marbella; el 7, en Madrid; y el 9, en Barcelona. Lo trajimos nosotros y eso es un orgullo. Aún, 21 años después, estoy seguro de que esa excentricidad de las maniobras de la limusina, como otras muchas en su vida, eran cosa de managers y de gente que lo rodeaba.
Siempre he creído que toda su excentricidad, que se hizo tan célebre, era cosa de la gente que le rodeaba
Lo saludé. Hablamos poco. Pero me pareció como un niño grande. Frágil. Patológicamente tímido. Muy solo. Desde que tenía cinco años ha estado rodeado de gente que le ha manejado y que le decía lo que tenía que hacer. Cuando ves a Keith Richards, piensas que es mejor no vacilarle. Cuando ves a Mick Jagger intuyes que tiene rayos X en los ojos. Con Iggy Pop adivinas que lo mejor es no jugar con él. Michael Jackson, en cambio, siempre me pareció un ser desamparado.
En cualquier caso, lo respeto mucho como artista. Como cantante y como músico. En su época aluciné con su disco Off the wall (1979). Era innovador y perfeccionista. Desde la gloriosa época Motown ningún artista de color había llegado tanto al público. Jackson abrió las puertas de la MTV a la nación negra. La gente olvida a menudo su talento. Pero también rompió muchos moldes. No suelo ver los conciertos que organizo, pero aquella tarde de 1988 en Marbella me quedé clavado delante del escenario. No sabía si el espectáculo que veía era real o un vídeo. Aquello era increíble. Y sonaba realmente bien. Estaba ocurriendo de verdad delante de mis narices. Comparado con los montajes que llevan ahora grupos como Coldplay o U2 puede parecer ridículo. Pero en aquel momento era monstruoso. Me impactó mucho aquello de quedarse estático en el escenario. En foto fija. No sólo no rompía el ritmo, sino que además te animaba a subir más. Muchos luego lo imitaron. Era un fenómeno.


No pidió nada extraño en los camerinos. Sólo deseaba que nadie se interpusiese en su camino al escenario. También pidió una pista de baile en la suite del hotel donde se hospedaba. Me parece lo más normal del mundo. Al fin y al cabo ése es su trabajo.
Le hemos dado por muerto varias veces, pero el tío había conseguido llenar 50 veces el O2 de Londres. Eso son un millón de entradas. Me alegré mucho porque siempre me ha molestado que se suba a los altares a los músicos para luego practicar el tiro al plato con ellos. Es lo que se ha hecho con Michael Jackson. Me ha entristecido la noticia de su muerte, pero me parece más triste que tenga que morir para que se reconozca lo bueno que era."

(El País. Cultural. Gay Mercader. 29/06/09)

(Gay Mercader es el promotor de conciertos que trajo por vez primera a España a Michael Jackson).


He tardado demasiados días en reaccionar porque aún no me lo creo. Dejé de seguirle en el momento en que las hormonas de mi adolescencia fueron atenuando su efecto demoledor sobre mi capacidad para concentrarme en buscar un porvenir políticamente correcto.
Conocí a Michael en pleno apogeo. Y de su primer concierto en Marbella, aquel verano del 88 puedo decir con orgullo:“Yo estuve allí, en primera fila”. Recuerdo que fue uno de los momentos más estresantes de mi vida y que a penas podía respirar en medio de una multitud de adeptos con un verano sureño abrasador. Sólo recuerdo que, aún así, merecía la pena estar allí porque Michael brillaba con luz propia y aquella luz que irradiaba de sus pies y de sus gestos me hacía olvidar lo mal que lo estaba pasando. Recuerdo también que esa noche mágica soñé que hablaba con él.
Aquellos años compaginaba mi devoción por el baile y la música con la pasión por sus canciones y por el personaje irrepetible en que se había convertido aquel niño que no quiso crecer nunca. Por respeto al genio, nunca bailé ninguno de sus temas. Nadie podía hacerlo como él a pesar de su creciente legión de imitadores. Tras esa piel de color ambiguo (qué más da si era blanca o si era negra…sinceramente, me da igual) se escondía un ser asustado y lleno de excentricidades. Para los que vivimos nuestra adolescencia en aquella época convulsa de los 80 y llevamos a Michael atado en los cordones de nuestra memoria de papel y en aquel día a día lo lucíamos como una bandera en nuestras carpetas de instituto, lo aceptábamos “raro”, diferente, excéntrico, tal y como era…porque era distinto a cualquiera. Ser diferente pasa factura y se cobra muchas víctimas.
Yo adoraba a Michael y me encantaba sentir la adrenalina corriéndome por las venas cada vez que veía aquel ritmo vertiginoso desplegándose entre rayos láser y neones…Escuchar una balada era acariciar el silencio y verlo deslizarse como si se moviese sobre una plataforma virtual, era subir a una montaña rusa y sentir la magia bajo tus pies.
Vendrán otros detrás y pasará a la Historia como han pasado tantas estrellas, hasta que un día le pregunten a un adolescente por Michael Jackson y responda…Michael ¿qué? Y se apague la luz del Rey del Pop…Mientras tanto, todos los que le hemos conocido en vida, todos los que hemos subido a otra esfera con su magia, todos los que hemos tarareado o bailado Billy Jean, Thriller, Beat it, Black or white o Human Nature, custodiaremos su memoria hasta que el recuerdo se nos seque con el paso del tiempo…

D.E. P….Michael Jackson.
(La Dama)
 

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