Bachata Rosa

domingo, 28 de diciembre de 2008



Te regalo una rosa
la encontré en el camino
no sé si está desnuda
o tiene un solo vestido
no, no lo sé

si la riega el verano
o se embriaga de olvido
si alguna vez fue amada
o tiene amores escondidos

ay, ayayay, amor
eres la rosa que me da calor
eres el sueño de mi soledad
un letargo de azul
un eclipse de mar, pero...

ay, ayayay, amor
yo soy satélite y tú eres mi sol
un universo de agua mineral
un espacio de luz
que sólo llenas tú, ay amor

ayayayay...

te regalo mis manos
mis párpados caídos
el beso más profundo
el que se ahoga en un gemido, oh

te regalo un otoño
un día entre abril y junio
un rayo de ilusiones
un corazón al desnudo

ay, ayayay, amor
eres la rosa que me da calor
eres el sueño de mi soledad
un letargo de azul
un eclipse de mar, vida...

ay, ayayay, amor
yo soy satélite y tú eres mi sol
un universo de agua mineral
un espacio de luz
que sólo llenas tú, ay amor

(Juan Luis Guerra)

Burbujas de Amor



Tengo un corazón
Mutilado de esperanza y de razón
Tengo un corazón que madruga donde quiera
¡ay!
Y este corazón
Se desnuda de impaciencia
Ante tu voz,
Pobre corazón
Que no atrapa su cordura

Quisiera ser un pez
Para tocar mi nariz en tu pecera
Y hacer burbujas de amor por dondequiera
Pasar la noche en vela
Mojado en ti

Un pez
Para bordar de cayenas tu cintura
Y hacer burbujas de amor baja la luna
Saciar esta locura
Mojado en ti

Canta corazón
Con un ancla imprescindible de ilusión
Suena corazón
No te nubles de amargura

Y este corazón
Se desnuda de impaciencia
Ante tu voz,
Pobre corazón
Que no atrapa su cordura

Quisiera ser un pez
Para tocar mi nariz en tu pecera
Y hacer burbujas de amor por dondequiera
Pasar la noche en vela
Mojado en ti

Una noche
Para hundirnos hasta el fin
Cara a cara
Beso a beso
Y vivir
Por siempre
Mojado en ti

(Juan Luis Guerra)

Arbol de Navidad

jueves, 25 de diciembre de 2008


Para todos aquellos que han llenado mi soledad de calor humano, para los que han compartido mis lágrimas y mis risas, para los que han encendido mis estrellas y para los que se han cruzado en mi camino y desde entonces nos hemos hecho inseparables...va dedicado este árbol, porque ellos han llenado del Espíritu de la Navidad mis últimos doce meses.

Un millón de estrellitas para todos vosotros.

Sea



Ya estoy en la mitad de esta carretera
Tantas encrucijadas quedan detrás...
Ya está en el aire girando mi moneda
Y que sea lo que
Sea

Todos los altibajos de la marea
Todos los sarampiones que ya pasé...
Yo llevo tu sonrisa como bandera
Y que sea lo que
Sea

Lo que tenga que ser, que sea
Y lo que no por algo será
No creo en la eternidad de las peleas
Ni en las recetas de la felicidad

Cuando pasen recibo mis primaveras
Y la suerte este echada a descansar
Yo mirar tu foto en mi billetera
Y que sea lo que
Sea

Y el que quiera creer que crea
Y el que no, su razón tendrá
Yo suelto mi canción en la ventolera
Y que la escuche quien la quiera escuchar

Ya esta en el aire girando mi moneda
Y que sea lo que
Sea

(Jorge Drexler)

Estrellitas para un pez de ciudad

martes, 23 de diciembre de 2008



Hoy en la calle he visto un cartel donde se anunciaban “Payasos a domicilio”. Y le he dicho a El-pez-que-comparte-pecera-conmigo:
- Yo:“En otra vida me gustaría ser payaso a domicilio…”
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo:“No tienes cara de payaso de circo”-me ha contestado-“a lo mejor de mimo o de clown, sí”
Y nos hemos reído y hemos empezado a jugar al si fuera….
- Yo: “Si fueras un perro, serías un Coli…o un Setter Irlandés, un perro, elegante”
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “Pues tú…serías…un Yorkshire o un Cocker…delicado y de pelo suave”
-Yo: “No me veo Yorkshire…me veo más…Podenco…o chucho sin pedigree…un animalito callejero…”
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “De eso nada, tú eres más… perro de exposición.”
- Yo: “¿Eso crees…? Pues yo me veo más de chucho…”
Y nos hemos vuelto a reír.
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: Y si fueras una cosa…serías…el arco iris, porque lo ves todo siempre de color… en cambio… yo sería una foto en sepia… ya sabes que soy bipolar…ja,ja,ja…ni color ni blanco/negro…”
- Yo: “Tú serías un faro en la lejanía en medio de una tempestad… Porque eres muy positivo…Serías mi yang… porque evitas que me desboque delante de la gente”
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “Tú eras más seria hasta que te has juntado conmigo…”
-Yo: “No es verdad, yo nunca he sido seria, pero sí reservada hasta que cojo confianza”.
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “Ya, pero nadie te ha regalado un gorro de Papa Noel con estrellitas que se encienden… te sienta muy bien”.
- Yo: “Pues va a ser eso, que necesitaba un gorro de estrellitas como éste para que vieras en realidad como soy.“
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “Sí y el espumillón azul de boa… Estás guapa…guapa y navideña… Mira aquí, esto hay que inmortalizarlo con el móvil”
Hay cinco fotos que serán testimonio de nuestra historia dentro de la pecera.
- Yo: “Esto no es serio… tenemos que dar una imagen y me estás haciendo perder los papeles… Perder la imagen no cuesta nada pero recuperarla es misión imposible.”
- El-pez-que-comparte-pecera-conmigo: “No te quejes y canta…”
Y yo, con mi voz de Yorkshire, me he puesto a cantar villancicos con mi pez…
No sé si lo sabéis, pero desde fuera,los villancicos de la pecera se ven en forma de burbujas…

(La Dama)

Lágrimas de pez

lunes, 22 de diciembre de 2008



Hoy ha sido un día especialmente denso. Las horas se han hecho interminables, dilatadas… He vivido cada segundo como si fuese una eternidad. Como si el tiempo se derramase entre las costuras de mi ropa y fuese dejando charcos de horas muertas o malgastadas a mi paso. Me he sentido un poco atrapada detrás de los cristales de la pecera donde paso la mitad de mi vida. Dentro de esta suerte de burbuja transparente soy un pez de coleccionista que ve una realidad muy limitada donde nadan a sus anchas otros peces de ciudad que no se sienten observados, porque desconocen mi existencia…
Gracias a que en los últimos meses otro pez de acuario nada en mi pecera, el tiempo atrapado en mi mundo ralentizado transcurre más llevadero. Mi pez-amigo se ha convertido en mi alter ego. Ya no es necesaria entre nosotros la comunicación verbal, aunque una palabra suya basta para sanar todos mis males. Basta una mirada de complicidad para decirnos todo. Sabe sacar lo mejor de mí en cada instante y me hace pequeños regalos en cada momento, porque le gusta verme sonreír.
Hoy me ha regalado parte de una canción de “Ella baila sola”:

“Yo te quiero regalar palabras,
ser tu red para cuando caigas,
cogerte de la mano al andar
y decirte cosas al oído,
ser tu manta cuando tengas frío,
y ser tu hombro para llorar.

Por ti, mi vida empeño
por un momento
de verte sonreir.
Por ti, mi alma vendo
a cambio del tiempo
que necesites para ser feliz…”

Y se me han saltado las lágrimas (últimamente estoy más sensible de lo habitual).
Menos mal que dentro de una pecera, cuando lloras no trasciende porque no lo nota nadie…

(La Dama)

Rabillos de pasas para la memoria

sábado, 20 de diciembre de 2008



Lo he decidido. Voy a empezar a escribir de nuevo. Me encuentro en esa fase en la que escribir -léase hacer limpieza en mi trastero sentimental y airear mi vida- resulta terapéutico. Presiento que voy cerrando etapas y he de estar preparada para lo que se avecina, que no es poco. Estoy triste a ratos, pero en esta suerte de distimia, consigo llevar una vida moderadamente normal –nunca he sabido muy bien qué es eso que llaman“normalidad”-.

Al igual que al comienzo de mi primer blog, creo que escribir va a curarme… un poco.

Ayer me llamó Amor nº 12. Fue una sorpresa. Aunque seguimos manteniendo una buena relación, no hablamos a menudo. Me llamó para felicitarme la Navidad y de paso para invitarme a salir con viejos amigos. Amigos suyos que entraron en mi vida gracias a él y a nuestra afición por el baile. Amor nº 12 me ha animado a hacer cosas que no hacía y le he prometido que voy a volver a verlos a todos y a bailar un día con él. Me ha hecho una pregunta..."¿ya no escribes?". Y me ha dicho: "me gustaba leerte..." y eso me ha dejado pensativa...

Hace dos días celebramos la comida de empresa. Desde hace tres años me he convertido en la reportera gráfica oficiosa de la fiesta. Un compañero me hizo un comentario entrañable. Dijo que mi cámara capta "imágenes muy humanas". Y eso es precisamente lo que pretendo. Suelo fotografiar a la gente cuando está en actitud divertida o cariñosa y eso es algo que dura segundos en este mundo donde el saber estar es tan importante. Todos en algún momento bajan –bajamos- la guardia y ahí estoy yo, cámara en ristre, captando la parte más humana de las cosas.

Así, esta vez capturé: las lágrimas de Pepín en su último almuerzo navideño –este año se jubila-; la actitud entre Lula y Olivia, cosas de jefas –si la indiferencia matase…-; la mirada simplona y limpia de Sierra; la foto de las "chicas-Cere”, entre las cuales me incluyo, digna del Calendario Pirelli; la foto de los amigos para siempre: Juanito y Carlos; la minifalda de Carla, los tacones de aguja de Maca, la sonrisa de Cuca, los abrazos de Alma, que este año anda huérfana desde que Pepe nos dejara sin previo aviso en primavera… y las fotos de los ausentes, que siempre tendrán su lugar...
Una vez a solas, pongo orden a lo que ha captado el ojo de la cámara. Añado mi toque personal y ¡et voilà!…un documento más para la Historia.

Después hago balance y veo los cambios de un año a otro. Y no puedo evitar emocionarme por la gente que se ha ido, a otro sitio, a otra vida… Repaso fotos de años anteriores, paso lista de las ausencias y veo que algunos, como anticipándose al futuro, sólo han dejado esa imagen para el recuerdo que yo conservo en mi disco duro… El tiempo va diluyendo sus nombres, y ya empiezo a fallar cuando pretendo recordar cómo se llamaban…Piluca, Isabel, Mariano, María José, Esperanza, Cinta…y esta…me suena…pero…no sé…¿no era Ana?

Cuando hace frío en el presente, volver a los orígenes abriga el corazón. El tiempo pasa y no nos damos cuenta. Mi cámara recuerda que somos efímeros, etéreos, circunstanciales, disolubles, pasajeros… por eso quiero volver e escribir, porque cuando la memoria me traicione, releer estas palabras será la única forma de volver a despertar sentimientos diluidos en el pasado que no me resigno a perder.

(La Dama)

Si tú te atreves

miércoles, 17 de diciembre de 2008




Me he dado cuenta
que ha ido surgiendo
poquito a poco
entre los dos
Una corriente
que nos desborda
No contenemos
ni tu ni yo
Ya todos notan
cuando nos vemos
que yo te presto más atención
Es el momento
o fuera o dentro
No hay otra forma
seguir o adiós
Jamás pensamos
que haríamos daño
No somos libres
es error
Mas quien le pone
puertas al campo
Y quien le dice
que no al amor

Si tú te atreves
por mi vida que te sigo
Si tu me olvidas
te prometo que te olvido
Después de todo
sólo queda un sueño roto
Y evitamos mil heridas
Que jamás podrían cerrar
Si tú te atreves
yo renuncio al paraíso
A amar contigo
a soñarte
a que me sueñes
Al fin y al cabo
más que a nadie nos amamos
Son pasiones ya tan fuertes
que lo nuestro hay que olvidarlo

Si tu te atreves….

Es el momento
o fuera o dentro
No hay otra forma
seguir o adiós
Jamás pensamos
que haríamos daño
No somos libres
es un error
Mas quien le pone
puertas al campo
Y quien le dice
que no al amor

Si tú te atreves
por mi vida que te sigo
Si tu me olvidas
te prometo que te olvido
Después de todo
sólo queda un sueño roto
Y evitamos mil heridas
Que jamás
podrían cerrar
Si tú te atreves
yo renuncio al paraíso
A amar contigo
a soñarte
a que me sueñes
Al fin y al cabo
más que a nadie nos amamos
Son pasiones ya tan fuertes
que lo nuestro hay que olvidarlo

Si tú te atreves………

(Luis Miguel & Manuel Alejandro)

Es caprichoso el azar

lunes, 15 de diciembre de 2008




Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Tú estabas donde
no tenías que estar;
y yo pasé,
pasé sin querer pasar.
Y me viste y te vi
entre la gente que
iba y venía con
prisa en la tarde que
anunciaba chaparrón.

Tanto tiempo esperándote...

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.
Yo estaba donde
no tenía que estar
y pasaste tú,
como sin querer pasar.
Pero prendió el azar
semáforos carmín,
detuvo el autobús
y el aguacero hasta
que me miraste tú.

Tanto tiempo esperándote...

Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué,
ni me viniste a buscar.

(Joan Manuel Serrat)

Eres

sábado, 13 de diciembre de 2008



No das respuestas
ni luz a mi jardín,
y no hay guerrero
que descanse en ti.
No hay luna de agosto,
ni lluvia de abril,
que no haya dormido
antes en ti.
Eres pequeña
como una estrella fugaz,
como el universo
antes de estallar.
Vuelas como la risa,
como el diente de león.
Si yo te miento,
tú lo haces mejor.
Ahora dime qué te han de ofrecer
la tardes perdidas, tu sangre en mi piel,
la casa cansada, la manta en el sofá,
la tele encendida, las ganas de llorar.
Y ahora dime qué te van a dar
la paz en tu vientre, la calma del mar,
gaviotas cansadas, mi sombra en el sofá,
la brasa encendida, las ganas de matar.
Eres la copa rota,
el mar en que me adentro,
viento que susurra,
el tálamo desecho,
ácido en mis ojos,
el café de mis mañanas,
la mano en el sexo,
el rumor de batalla.
No das respuestas
ni luz a mi jardín,
y no hay guerrero
que descanse en ti.
No hay luna de agosto,
ni lluvia de abril,
que no haya dormido
antes en ti.

(Ismael Serrano)

No dudaría

jueves, 11 de diciembre de 2008



Si pudiera olvidar
Todo aquello que fui
Si pudiera borrar
Todo lo que yo vi
No dudaría
No dudaría en volver a reír

Si pudiera explicar
Las vidas que quité
Si pudiera quemar
Las armas que usé
No dudaría
No dudaría en volver a reír

Prometo ver la alegría
Escarmentar de la experiencia
Pero nunca, nunca más
Usar la violencia

Si pudiera sembrar
Los campos que arrasé
Si pudiera devolver
La paz que quité
No dudaría
No dudaría en volver a reír

Si pudiera olvidar
Aquel llanto que oí
Si pudiera lograr
Apartarlo de mí
No dudaría
No dudaría en volver a reír

Prometo ver la alegría
Escarmentar de la experiencia
Pero nunca, nunca más
usar la violencia.

(Antonio Flores)
PD: Dedicado a esa parte de mi corazón que hoy se va en busca de la Paz.

Para Médicos y Amantes



Supe que todo había terminado
cuando te vi mover la cucharilla
despacio, como si aquella tarde
se parara el latido de la sangre
en lo oscuro de aquella gris cafetería.

No supe qué decirte, hablamos como
si hubiera sido ayer, sin ir más lejos,
la última vez que tú y yo hablamos,
la última vez que habíamos entrado
a saco por el alma y por el pecho.

Así que yo te hablé de mis triunfos,
de mis últimos versos, de mi mismo,
y casi sin mirarte, miraba tu café
que removías con exquisito interés
como si de ello dependiera tu destino.

Tú no decías nada. Sonreías.
Pensando en una cita, un amor nuevo
que esperaba aquella misma tarde.
Y en mitad del silencio alguna frase,
metralla de antiguos bombardeos.

Yo te llevé a tu casa. Nos rozamos
las caras sabiendo que ya nada
justificaría nuevas llamadas,
que nuestro corazón perdió esa tarde
interés para médicos y amantes.

(Ismael Serrano)

El Hombre Ausente

domingo, 7 de diciembre de 2008



La ausencia de mueca en Joaquín Santos declara más que esconder, esa mirada melancólica con ganas de huir a un punto en el vacío, desvela el camino hacia una herida sin cerrar, un desengaño mal camuflado en una cara repleta de líneas rectas. Aún en la ausencia de ceja fruncida o labio torcido, era evidente para cualquiera que le mirase, que el desengaño provocaba ese gesto de ánimo vacío, relleno con melancolía. Pareciera que Joaquín viviera en la resignación que hacía que olvidara la corbata torcida, la suciedad en el cuello de la camisa, las manchas y sietes en la chaqueta, el pelo graso con una raya mal definida. Sin duda, para cualquiera que mirase a Joaquín Santos, era la imagen de un romántico, como buen romántico, la de un perdedor y como perdedor nada mejor que compadecerse de si mismo.
La realidad es más que doble, la del que mira, el mirado y tal vez la suma. Joaquín Santos simplemente estaba cogiendo la gripe... pero es posible que fuera una gripe con unos síntomas muy románticos.
Una niñez con ausencia de abrazos y como única tregua para ese vacío; estar enfermo. En la preocupación de sus padres por su fiebre alta, la tos seca, o los dolores de tripa, encontraba el consuelo; un simulacro de cariño que suavizada temporalmente su baja autoestima.
Ante las carencias siempre se buscan sucedáneos y tal vez por eso, tras abandonar la niñez y adolescencia, Joaquín Santos afrontaba sus relaciones sentimentales volcándose, y sus parejas huyendo por la poca tregua. El desenlace en su mayoría era una amarga ruptura, en algunos casos viéndose reemplazado por horteras, chulos amputados de sensibilidad y en los peores, por hombres equilibrados y maduros a los que odiaba con gran fervor por evidenciar sus carencias.
En cualquier caso, Joaquín Santos anunciaba la llegada de la gripe como el que invoca la lluvia. Su madre le acaba de llevar un caldo y es feliz.

(Marcos Hernando Jiménez)

Resurrección

viernes, 5 de diciembre de 2008



Si volviera a nacer, si empezara de nuevo,
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guia,
nos separa y nos une a traves de la vida.
Nos dijimos adiós y pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado,
otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataria, y otras en cambio te quiero comer,
ojillos de agua marina.
Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya
y si no encuentro la palabra exacta, como hablar.
Cómo decirte que me has ganado poquito a poco
tú que llegaste por casualidad, cómo hablar.
Como un pájaro de fuego que se muere en tus manos,
un trozo de hielo deshecho en los labios.
La radio sigue sonando, la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aún.
Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya,
y si no encuentro la palabra exacta, cómo hablar.
Cómo decirte que me has ganado poquito a poco,
tú que llegaste por casualidad, cómo hablar.
A veces te mataria y otras en cambio te quiero comer,
me estas quitando la vida, cómo hablar…"

(Amaral)

Incluso en estos tiempos

miércoles, 3 de diciembre de 2008



Incluso en estos tiempos
veloces como un Cadillac sin frenos,
todos los días tienen un minuto
en que cierro los ojos y disfruto
echándote de menos.

Incluso en estos tiempos
en los que soy feliz de otra manera,
todos los días tienen ese instante
en que me jugaría la primavera
por tenerte delante.

Incluso en estos tiempos
de volver a reir con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.

Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar, al filo de la aurora,
la falta que me haces.

Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte.

Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

(Joaquín Sabina)

Sólo vale vivir




¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos
con las manos, buscándonos
a tientas, con los gritos,
clamando, con las bocas
que el vacío besaban?
¿Fue un choque de materia
y materia, combate
de pecho contra pecho,
que a fuerza de contactos
se convirtió en victoria
gozosa de los dos,
en prodigioso pacto
de tu ser con mi ser
enteros?
¿O tan sencillo fue,
tan sin esfuerzo, como
una luz que se encuentra
con otra luz, y queda
iluminado el mundo,
sin que nada se toque?
Ninguno lo sabemos.
Ni el dónde. Aquí en las manos,
como las cicatrices,
allí, dentro del alma,
como un alma del alma,
pervive el prodigioso
saber que nos hallamos,
y que su dónde está
para siempre cerrado.
Ha sido tan hermoso
que no sufre memoria,
como sufren las fechas
los nombres o las líneas.
Nada en ese milagro
podría ser recuerdo:
porque el recuerdo es
la pena de sí mismo,
el dolor del tamaño
del tiempo, y todo fue
eternidad: relámpago.
Si quieres recordarlo
no sirve el recordar.
Sólo vale vivir
de cara hacia ese dónde,
queriéndolo, buscándolo.

(Pedro Salinas)

Seda

martes, 2 de diciembre de 2008



Madame Blanche le recibió sin decir una palabra. El cabello negro, reluciente, el rostro oriental, perfecto. Pequeñas flores azules en los dedos, como si fueran anillos. Un vestido largo, blanco, casi transparente. Los pies desnudos.
Hervé Joncour se sentó frente a ella. Sacó de su bolsillo la carta.
-¿Os acordáis de mí?
Madame Blanche asintió con un milimétrico gesto de la cabeza.
- Os necesito otra vez.
Le tendió la carta. Ella no tenía nnguna razón para hacerlo, pero la cogió y la abrió. Miró las siete hojas una a una, después levantó la vista hacia Hervé Joncour.
- Yo no amo esta lengua, monsieur. Quiero olvidarla, y quiero olvidar aquella tierra, y mi vida allí, y todo.
Hervé Joncour permaneció inmóvil, con las manos aferradas a los brazos del sillón.
-Voy a leer por vos esta carta. Lo haré. Y no quiero dinero. Pero quiero una promesa: no volváis jamás a pedirme esto.
-Os lo prometo, madame.
Ella le miró fijamente a los ojos.Después bajó la vista hacia la primera página de la carta, papel arroz, tinta negra.
"-Amado señor mío
Dijo
-no tengas miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie nos verá.
Sigue así, quiero mirarte, yo te he mirado mucho,pero no eras para mí, ahora eres para mí, no te acerques, te lo ruego, quédate donde estás, tenemos una noche para nosotros, y quiero mirarte, nunca te había visto así, tu cuerpo para mí, tu piel, cierra los ojos y acaríciate, te lo ruego, no abras los ojos si te es posible, y acaríciate, son tan hermosas tus manos, he soñado con ellas tantas veces que ahora las quiero ver, me gusta verlas sobre tu piel, así, sigue, te lo ruego, continúa, no abras los ojos, yo estoy aquí, nadie nos puede ver y yo estoy cerca de ti, acaríciate, amado señor mío, acaricia tu sexo, te lo ruego, despacio...

ella se detuvo. Continuad, os ruego, dijo él.

...es hermosa tu mano sobre tu sexo, no te detengas, me gusta mirarla y mirarte, amado señor mío, no abras los ojos,todavía no, no debes tener miedo estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, puedo rozarte, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel...

ella leía despacio

...tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde, de repente sentirás el calor de mis labios sobre ti, no puedes saber dónde si no abres los ojos, no los abras, sentirás mi boca donde no sabes, de improviso...

él escuchaba inmóvil

...tal vez sea en tus ojos, apoyaré mi boca sobre los párpados y las pestañas, sentirás el calor entrar en tu cabeza, y mis labios en tus ojos, dentro, o tal vez sea sobre tu sexo,apoyaré mis labios, allá abajo y los abriré bajando poco a poco...

dijo ella. Tenía la cabeza reclinada sobre las hojas, y con una mano se rozaba el cuello, lentamente
...dejaré que tu sexo entreabra mi boca,entrando entre mis labios, y empujando mi lengua, mi saliva descenderá por tu piel hasta tu mano, mi beso y tu mano, uno dentro de la otra, sobre tu sexo, hasta que al final te bese en el corazón, porque te deseo, morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te quiero, y con el corazón entre mis labios tú serás mío, de verdad, con mi boca en tu corazón tú serás mío para siempre,si no me crees abre los ojos amado señor mío y mírame, soy yo, quién podrá borrar jamás este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran, tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, me dejas deslizar sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos sobre mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves con lentitud, pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me levanta, tus brazos que no me dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tus ojos buscar en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará,¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia teniéndome aferrada, ya no hay tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá,hasta el final.
No nos veremos más, señor.
Lo que era para nosotros, lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme: lo hemos hecho para siempre. Preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós."

(Fragmento de "Seda". Alessandro Baricco)

Dejar de pensar en ti

viernes, 28 de noviembre de 2008



Dejar de pensar en ti,
Es lo que me desconsuela
Me he tenido que mentir
Como si mentir sirviera

Dejar de pensar en ti…
He tenido que amarrar,
Mis sueños con mil cadenas
Imposibles de soltar,
Pero mis sueños son míos
Y si los dejo volar,
Me enredaré con tus ganas
Y no me podré escapar...

Soñar es libre más que tú y que yo,
Soñar es lo único que queda
Soñar huyendo siempre de esta realidad.

Dejar de pensar en ti,
Es lo que me desconsuela
Me he tenido que mentir
Como si mentir sirviera,
Para dejar de pensar en ti

Soñar es libre más que tú y que yo,
Soñar es lo único que queda,
Soñar, huyendo siempre de esta realidad
Para dejar de pensar en ti

Me debo morder los labios,
Para no probar bocado
De los besos que te dí
De los besos que me diste,
Y aún no sé por qué te fuiste…

Dejar de pensar en ti.

A la Mujer Violentada

martes, 25 de noviembre de 2008


A esa flor de engalanada virtud,
Señora de acariciantes tempestades,
Escribo hoy ausente de inquietud,
Mas, pleno de ingentes ansiedades.

Forjadora de pasión,
Alimento de sueño,
A vuestra alma encomiendo,
Que haga de mí su dueño.

¿No es por más cierto más glorioso,
que aún siendo vuestro cuerpo hermoso,
no ha de ser de él, todo hombre esclavo honroso?

Mas, si en oscura situación,
Perturbado y descerebrado engendro,
Violentase tan magna creación,
No lloréis en vuestro dolor,
Ni calléis en vuestra rabia,
Que a quien mujer maltrata,
Su impotencia le delata,
Argumentando su incapacidad,
Con discursos de vergonzante banalidad.

Serpientes que un día rollizos corderos fuisteis,
¿Dónde están ahora vuestras promesas de eternos valores,
que una bella mañana disfrazasteis de sentidos temores?
Caducas manifestaciones de pelo en pecho,
¿Acaso se ha de enturbiar la razón
aún entregándoos el propio corazón?
¿No os divirtieron en la ilusión?
¿No os extasiaron en la pasión?
Acaso, ¿no os consolaron en la aflicción?
¿Por qué ha de llegar pues instante,
en que se ha de en carne sentir,
que tal compromiso radiante,
con violencia ha de convivir?

Damas,
No escondáis más vuestro singular rostro,
Tras velo de profunda virtud,
Que ocultar el deseo envejece efímera juventud.

Ni ofrezcáis más esos mágicos encantos,
A sujetos de mezquina y deshonrosa mención,
Que no se hizo miel para tan defenestrada situación.

Mostraos pues como sois,
Y no sufráis en silencioso temor,
¡Que el hombre ponzoñoso se pudra en fétido hedor!

Convertid en cambio vuestros lamentos en dulce algarabía,
Pues el tiempo del amargo silencio pasará,
Como pasa efímera melodía.

Así es que, ¡Sonreíd, bellas damas!
No sed motivo de llanto.
Enorgulleced vuestro espíritu,
Con el dulce hechizo del canto.
Alegraos dulces dádivas de la creación,
Que vuestro es el futuro,
Un tiempo pleno de razón.

(M.A. Cordones)
Nota: En recuerdo de todas las víctimas del maltrato de género.

Un Sueño



Muchas veces he tenido el mismo sueño . . . me parece que debo bailar ante ti; llevo un vestido etéreo, y tengo la sensación de que todo me va a salir bien; la multitud se aprieta a mi alrededor. Te busco con los ojos: Ahí estás, sentado enfrente; parece que te preocupa otra cosa, y no te fijas en mí; pero avanzo hacia tí calzada de oro, mis mangas de plata cuelgan negligentemente, y espero. Levantas la cabeza, tu mirada se detiene en mí; a pasos ligeros, trazo círculos mágicos; tú ya no quitas de mí los ojos, obligado a seguirme en todas mis evoluciones, y tengo la sensación de un éxito triunfal. Todo lo que apenas adivinas te lo hago ver por mis movimientos, y estás sorprendido de esa sabiduría que mi danza describe para ti. Luego me sacudo de mis hombros mi manto impalpable, te muestro mis alas, y me elevo en el espacio. Me encanta ver cómo me sigues con los ojos; después, dulcemente, vuelvo a bajar y caigo entre tus brazos, que me estrechan.

(Bettina a Goethe)

Enemigo íntimo

lunes, 24 de noviembre de 2008



Hay tardes en que todo
huele a enebro quemado
y a tierra prometida.
Tardes en que está cerca el mar y se oye
la voz que dice: "Ven".
Pero algo nos retiene todavía
junto a los otros: el amor, el verbo
transitivo, con su pequeña garra
de lobezno o su esperanza apenas.
No ha llegado el momento. La partida
no puede improvisarse, porque sólo
al final de una savia prolongada,
de una pausada sangre,
brota la espiga desde
la simiente enterrada.
En esas largas
tardes en que se toca casi el mar
y su música, un poco
más y nos bastaría
cerrar los ojos para morir. Viene
de abajo la llamada, del lugar
donde se desmorona la apariencia
del fruto y sólo queda su dulzor.
Pero hemos de aguardar
un tiempo aún: más labios, más caricias,
el amor otra vez, la misma, porque
la vida y el amor transcurren juntos
o son quizá una sola
enfermedad mortal.
Hay tardes de domingo en que se sabe
que algo está consumándose entre el cálido
alborozo del mundo,y en las que recostar sobre la hierba
la cabeza no es más que un tibio ensayo
de la muerte. Y está
bien todo entonces, y se ordena todo,
y una firme alegría nos inunda
de abril seguro. Vuelven
las estrellas el rostro hacia nosotros
para la despedida.
Dispone un hueco exacto
la tierra. Se percibe
el pulso azul del mar. "Esto era aquello".
Con esmero el olvido ha principiado
su menuda tarea...
Y de repente
busca una boca nuestra boca, y unas
manos oprimen nuestras manos y hay
una amorosa voz
que nos dice: "Despierta.
Estoy yo aquí. Levántate".
Y vivimos.

(A. Gala)

La Herida



Una amiga mía, presa de las primeras palpitaciones de un flehazo, me contó el otro día con frénetico énfasis hasta el menor detalle de su incipiente historia;la inquietud aguda, el desasosiego, los momentos de éxtasis entreverados con la desesperación más absoluta. Porque la pasión funciona así: te aliena, te pone nerviosísima, te impide concentrarte en tu trabajo, te convierte en un ser frágil y alelado al que una sola palabra del amado puede hundir en los infiernos o elevar a la gloria.

Qué extraña cosa es que añoremos ese estado de absoluta miseria. Quiero deir que, cuando llevamos algún tiempo ausentes de la pasión, echamos de menos ese desbaratamiento total de los sentidos. Puede que disfrutemos de una vida satisfactoria; puede que tengamos amigos, y éxito profesional, y amores reposados. Pues bien, pese a todo ello, podemos sentir nostalgia de la pasión, que es como sentir nostalgia de la enfermedad estando sano.

Me pregunto qué significará para nosotros esa dolencia para que nos sea tan necesaria. Esa pasión que tanto nos quita, ¿qué nos da? Tal vez un vislumbre de eternidad y de belleza; y la fugaz ilusión de no estar tan solos frente a la oscuridad del ser, frente al agujero del vivir y frente a nuestra muerte. Qué enigmática es la naturaleza del amor: ese repetir y repetir de la misma emoción y los mismos errores, sin aprender jamás de la experiencia. Los amados cambian: el amor es siempre el mismo. Llevamos los humanos dentro nuestro la necesidad de la pasión, como quien lleva una herida. ¿De qué otro modos se puede entender, si no, que una persona madura y sensata caiga de golpe en el desconsuelo más feroz por el simple hecho de intuir cierta frialdad en el amado? No es ese concreto y nimio desapego lo que nos hunde: es que se nos reabre la herida infinita, el hueco emocional irrellenable.

(Rosa Montero)

Carta de una mujer perfumada

domingo, 23 de noviembre de 2008



Para escribir cartas de amor
no es necesaria
la cautela
ni el orden
ni encontrar la perfecta esquela
tan sólo encender la lámpara
como se enciende el cuerpo del amor.
Untarse toda,
perfumarse toda
de mieles y sortilegios
elegir la caligrafía más desvelada,
la más humilde.
Entonces, se extiende
se acaricia el empeine de sus plumajes
y comienzan a recogerse las palabras
como el deseo del amor.

II

Para escribir cartas de amor
es necesario estar reposada
elegir las palabras como si fueran banquetes clandestinos
vestirse toda de rojo, color deseo, color relámpago
y decir: en esta tarde arrodillada de luz
yo te amo, te entrego un manojo de suaves palabras
como la llave de mi alma

III

Me ilumino toda al nombrarte
nada se pierde
con llamarte en el bosque fallido
con escribirte como sonámbula como
maga toda vestida
de verde
escribir
más que una carta de amor
basta con extender mi mano hacia la tuya
es esa la
vigencia
del perfume.

(Marjorie Agosin)

Ya nunca más diré: «Todo termina»

sábado, 22 de noviembre de 2008



Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
y nuevas torres se alzan de la ruina.

Otra alegre mañana determina
el corazón del mundo y sus extremos.
Juntos, alma, tú y yo inauguraremos
este otro amor y su preciosa espina.

Para mirar mi muerte atrás miraba
y encontré renaciente la llanura
y sellada la boca de mi herida.

Ni el nombre sé yo ya de quien amaba,
desmemoriado y terco en la aventura
de que quien me mató me dé la vida.

(Antonio Gala)

La Coraza Invisible



"La infancia y la vejez se parecen.

En ambos casos, por motivos diferentes, somos más bien inermes, todavía no participamos –o ya no participamos- en la vida activa, y eso nos permite vivir con una sensibilidad sin esquemas, abierta.

Es durante la adolescencia cuando empieza a formarse alrededor de nuestro cuerpo una coraza invisible. Se forma durante la adolescencia y sigue aumentando a lo largo de toda la edad adulta. El proceso de su crecimiento se parece un poco al de las perlas: cuanto más grande y profunda es la herida, más fuerte es la coraza que se le desarrolla alrededor.

Pero después, con el paso del tiempo, como un vestido que se ha llevado demasiado, en los sitios de mayor roce empieza a desgastarse, deja ver la trama, repentinamente por un movimiento brusco se desgarra.

Al principio no te das cuenta de nada, estás convencida de que la coraza todavía te envuelve por completo, hasta que un día, de pronto, ante una cuestión estúpida y sin saber por qué, vuelves a encontrarte llorando como un niño."

(Susanna Tamaro. "Donde el Corazón te lleve")

Sólo Ausencia

viernes, 21 de noviembre de 2008



Yo seré sólo ausencia cuando gires tu tiempo.
Se te abrirán los libros por páginas de entonces.
Otra vez la ventana con las mismas estrellas,
y otra vez sin quererlo aquella misma calle.

Un lunes, un domingo...
Para cada recuerdo tendrás fechas.

Deja abierta la puerta al pan de cada día.
Cuando gires tu tiempo por árboles del río,
yo seré sólo ausencia.

Escúchale los pasos y tiéndele la mano
a la sombra que copie tu soledad de siempre.

(Concha Lagos)

Radiografía de un Chaleco

martes, 18 de noviembre de 2008


Victor llevaba un chaleco de múltiples bolsillos, siempre repletos de las cosas más insólitas. Lápices, caramelos, lupas, papeles, objetos tanto útiles como manifiestamente inútiles podían surgir de él en cualquier momento, como de la chistera de un mago enloquecido. Pero nadie, ni siquiera el propio Victor, sospechaba que todos esos objetos se habían distribuido ordenadamente y con un propósito. Los papeles y bolígrafos vivían en el bolsillo derecho, cerca de la mano que Victor usaba para escribir. La brújula, la grapadora y otros objetos inusuales aguardaban pacientemente una oportunidad de ser útiles en los bolsillos del lado izquierdo, cerca de su mano torpe. Las llaves, cartera y otros objetos aburridos e importantes hallaron su lugar en los bolsillos protegidos con cremallera. Las fotografías, amuletos y recuerdos del pasado se establecieron en los bolsillos de la espalda, ausentes de la vida cotidiana pero accesibles en momentos de necesidad.

Y en el bolsillo interior, a la altura del corazón, Victor guardaba un diablillo, regalo de una amiga a la que hace tiempo amó...

(De la Web: Microcuentos )

Treintaitantos



Mi hermano pequeño es padre desde hace un año. Hasta hace tres, él y yo íbamos a las reuniones familiares sin pareja. Él, desde que se convirtió en padre, está más unido al clan, que cada vez se parece más a la gran familia de Vito Corleone.
Anoche cené con mis hermanos y mis cuñados. Trataba de imaginar a Amor nº 14 a mi lado y me parecía estar viendo un dibujo de Roger Rabbit: todos adultos humanos y mezclados con una caricatura de Amor nº 14 con un explosivo de la marca ACME en su plato a punto de estallar.
Cuando vives asilvestrada, ningún hermano se queda a dormir en tu casa, a su paso por la ciudad que sigues compartiendo con tus padres, suele elegir la casa de los hermanos domesticados. Y si los visitas, te toca compartir litera con algún sobrino o vas a la habitación del ordenador. Es un ritual en las casas domesticadas y los rituales deben cumplirse.
La hermana asilvestrada trae memorias de otro tiempo, porque la manera de vivir recuerda a la adolescencia y siempre hace referencia al tiempo compartido con ella. La vida de mis hermanos es diferente, ahora que son más padres o esposos que hermanos o hijos. Cuando hablan de los niños tú te levantas de la mesa y te pierdes por el fondo buscando platos que lavar. Me siento fuera de lugar, como Bridget Jones en la fiesta equivocada disfrazada de conejita.
En esas reuniones familiares siempre se aprovecha para hacer recuento de los barcos hundidos y siempre estás en medio tratando de esquivar las preguntas que comienzan por un…¿Te acuerdas de ….?
La hermana asilvestrada les trae un poco el recuerdo de Espinete, Verano Azul o Mazinger Z y por un instante se olvidan de que han crecido y tienen responsabilidades, para volver a sacar a la luz ese niño que todos llevamos en el corazón.

(La Dama)

Otra vez a soñar desde lo oscuro



Otra vez a soñar desde el oscuro
imposible por qué, mano tendida,
intentando apresar amor y vida,
fijarle a lo inseguro lo seguro.

Otras veces cabalgando hacia tu muro,
soledad que me tiras de la brida,
seguidora incansable de mi huida,
vencedora en la lucha en que perduro.

Otra vez a mirar arena y cielo
en tu playa sin fin siempre desnuda,
bebiéndome el silencio que te nombra.

Otra vez como ayer perdido el vuelo
por el salto hacia atrás de miedo y duda,
seguida y seguidora de tu sombra.

(Concha Lagos)

Pájaros de Barro

domingo, 16 de noviembre de 2008


Por si el tiempo me arrastra
a playas desiertas,
hoy cierro yo el libro
de las horas muertas;
hago pájaros de barro...
hago pájaros de barro y los echo a volar.

Por si el tiempo me arrastra
a playas desiertas,
hoy rechazo la bajeza
del abandono y la pena.
Ni una página en blanco más.
Siento el asombro de un transeúnte solitario.

En los mapas me pierdo,
por sus hojas navego.
Ahora sopla el viento,
cuando el mar quedó lejos hace tiempo.

Ya no subo la cuesta
que me lleva a tu casa,
ya no duerme mi perro junto a tu candela.
En los vértices del tiempo
anidan los sentimientos.
Hoy son pájaros de barro que quieren volar.

En los valles me pierdo,
en las carreteras duermo.
Ahora sopla el viento,
cuando el mar quedó lejos hace tiempo,
cuando no tengo barca, remos, ni guitarra,
cuando ya no canta el ruiseñor de la mañana.

Ahora sopla el viento,
cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
En los valles me pierdo,
en las carreteras duermo.

(Manolo García)

Detenida en el Hueco de tu Espacio...




Detenida en el hueco de tu espacio,
fácil a la impaciencia de tu mano,
en el juego incansable, agua y luz,
de la arena y la ola por la playa.

Encendida de ti, llama en tu fuego,
varada ya en tu orilla, puerto y ancla,
presintiendo las cifras de la resta,
mientras sumo otra vez amor y duda.

Otra vez a volar, redoble, vuelo.
A contra luz voltean las campanas
el alegre repique de esta tarde
en vuelo por el aire de tu torre.

(Concha Lagos)

Rayuela

viernes, 14 de noviembre de 2008



La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. en lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriéndo la habilidad necesaria para salvar diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo; lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia del divino cohete, en la especulación de otro cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.

(Julio Cortázar)

Reloj Parado a las Siete




En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto.

Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar.

Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.

También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía.

Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.

Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.

La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás.

Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida.

Pero sé que la vida es otra cosa.

Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.

Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.

Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.

Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.

(Giovanni Papini)

Mi Pozo



LA SOLEDAD ES una paz oscura
una suerte de luto sin orgullo
una tranquila sumisión
un pozo
la soledad es uno mismo
sin compasión y con verguenza
pero también es una dulce
lengua
para hablar con los monstruos
de la noche
y quedarse como siempre
perplejo.

A veces
cuando el amor se ajena
o los amigos van quedando inmóviles
o el tacto y la conciencia recomponen
las averías de lo inefable
suelo ponerme mi soledad
y nadie
reconoce ese luto sin orgullo
ese decir lo mismo hasta el cansancio
esa tranquila sumisión
mi pozo.

(Mario Benedetti)

Desayuno con Diamantes




"¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor, tienes miedo, miedo de enfrentarte contigo misma y decir está bien, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad.
Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula.
Bueno nena, ya estás en una jaula, tú misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma."

(Breakfast at Tiffany's)

En el parque



Cae lentamente el sol,
mientras que la ciudad se difumina en mi vida,
vuelvo a encontrar la paz que el día me negó
y la hierba a mis pies me dice "pronto vendrá".

Te veo aparecer envuelta
en el color dulce que mana la tarde
recobro tu calor que el día me robó
y susurro al oído "te quiero amor".

En el parque
la armonía del momento se hace luz
nos regala una sonrisa el firmamento
y la puesta de sol se hace amor.

En el parque
cuando salgan las estrellas te amaré
y la alfombra de la hierba
nos dirá "bienvenidos al hogar".

La noche nos fundió
hizo un cuerpo de dos
que triste que exista el día.

Volver a la ciudad apartarme de ti
hasta que caiga el sol no te veré.

En el parque
cuando salgan las estrellas te amaré
y la alfombra de la hierba
nos dirá "bienvenidos al hogar".

En el parque
la armonía del momento se hace luz
y nos dice su sonrisa el firmamento
"bienvenidos al hogar".

(Miguel Ríos)

Cáscara y nada



A VECES EL futuro es un sueño cerrado
y uno arroja la llave al precipicio
el corazón a veces nos despierta a los gritos
y uno se vuelve sordo de ternura

a veces es preciso que se nos caiga el cielo
para saber todo lo que nos falta
para inventar el surco del insomnio
para quedarse a solas con el mundo.

Casi siempre es la hora de la verdad vacía
sólo cáscara y nada
Dios inmóvil
es el temor recién amanecido
y ya opaco de veras
ya de veras maldito.
A veces el futuro es una noche sola
y uno gasta la urgencia en llegar a dormirse.

(Mario Benedetti)

Quisiera hacerle hoy a mi vida un nudo



Quisiera hacerle hoy a mi vida un nudo
y que se detuviera en este punto.
Aprisionar la sangre aquí, en las venas,
para que inquieta y ciega no corriera,
y esperar, esperar un largo tiempo:
como esos negros trenes que, de pronto,
traspasados de silencio y sombra,
se quedan en la noche detenidos.

Quisiera ya quedar por siempre absorta
con los remos flotando en el vacío;
sin claros firmamentos ni horizontes,
con la palabra exacta suspendida
en flor sobre los labios;
y olvidar los audaces pensamientos,
los «por qué», los letargos,
el silbido afilado de los vientos;
sin punta ya todos los alfileres
que el corazón usaron de acerico.

(Concha Lagos)

Es tan poco




LO QUE CONOCES
es tan poco
lo que conoces
de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.

Pero no sabes
nada
a lo sumo
piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco
de ti
lo que conozco
o sea tus nubes
o tus silencios
o tus gestos
lo que conozco
es la tristeza
de tu casa vista de afuera
son los postigos
de tu tristeza
el llamador de tu tristeza.
Pero no llamas.
Pero no llamo.

(Mario Benedetti)

Quiero mirar estatuas



Iremos por las calles que ya nos vieron antes;
el aire distraído para que nadie sepa
que la historia prosigue con capítulos nuevos.

Quiero mirar estatuas, balcones encendidos,
volver a la baranda del beso y de la noche.
Quiero decir tu nombre en calles solitarias
sintiendo la cintura frágil bajo el abrazo.

Otra vez como ayer con tu verso en el vino,
otra vez a tus ojos en igual frente a frente,
otra vez, otra y otra. Para siempre otra vez.

(Concha Lagos)

Barco Viejo

jueves, 13 de noviembre de 2008



La tristeza del mundo
es decir mi tristeza
empezó hace treinta años
en una noche hueca.

Por entonces los ángeles
trepaban por mis nervios
me dejaban promesas
me colgaban temores
y eso alcanzaba para todo el tiempo
para entender la vida
todo el tiempo.

Después de todo
no eran ángeles
eran tan sólo
escalofríos.

También tuve y no tengo un abuelo
con un siglo de cuentos
y una barba de seda
y dijo buenas noches
y se metió en su sueño
como huésped antiguo y de confianza.

Claro
no era su sueño
era su única muerte
nada más.

Por entonces había
nubes como montañas
y el horizonte era una cuerda floja
y los lunes
y miércoles
y viernes
Dios hacía equilibrio
sin caerse.

Pero no era Dios
era tan sólo
un barco viejo.

(Mario Benedetti)

Poema de la Despedida

miércoles, 12 de noviembre de 2008



Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No sé si me quisiste... No sé si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a tí.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco,
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en tí.

(José Ángel Buesa)

A la Orilla de la Chimenea

lunes, 10 de noviembre de 2008



Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
y si quieres también
puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino...

o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor
que me falta valor para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir:
"toma mi dirección cuando te hartes de amores
baratos de un rato... me llamas".
Y si quieres también
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven,
tu manta y tu frío,
tu resaca, tu lunes, tu hastío...
o tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda,
en mitad de la calle y desnuda.
y si quieres también
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe,
tu noche y tu día,
tu rencor, tu por qué, tu agonía...

o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.

(Joaquín Sabina)


Dedicada a Miguel, porque él es quien le pone banda sonora a mis noches de insomnio y quien enciende mis estrellas...
(La Dama)

Duerme Tranquilo

sábado, 8 de noviembre de 2008



Dijiste la palabra que enamora
a mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
y hermoso el rostro tuyo a toda hora.

Cuando encanta la boca seductora
debe ser fresca, su decir ameno;
para tu oficio de amador no es bueno
el rostro ardido del que mucho llora.

Te reclaman destinos más gloriosos
que el de llevar, entre los negros pozos
de las ojeras, la mirada en duelo.

¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
de algún bárbaro rey y tiene estatua.


(Alfonsina Storni)

Cortocircuito

viernes, 7 de noviembre de 2008



Tengo tendencia a complicarme la vida. Es algo congénito, vive conmigo desde que me recuerdo. Justo cuando todo es un mar en calma, en mi cabeza hay cables sueltos que chisporrotean al oscilar sobre un charco de dudas y mi vida se convierte en un cortocircuito...y vuelta a empezar.
Me miro en el espejo y me digo:
-“Creo que me vas a complicar la vida…”
Y entonces cierro los ojos, respiro hondo, me tiro de cabeza y empiezo a volar…sabiendo que esta vez no tengo alas ni paracaídas.

(La Dama)

El Loco


Me preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que
me habían robado todas mis máscaras -si; las siete máscaras que yo mismo me había
confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de
gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto, corrieron a
refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó:
-Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma
se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser
comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

(K. Gibran)

Bienvenida

jueves, 6 de noviembre de 2008



Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más docil
ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza

sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

(Mario Benedetti)

Castillos de Arena

miércoles, 5 de noviembre de 2008



¿Por qué no me dijiste que estabas construyendo
ese castillo de arena?
Hubiera sido tan hermoso
poder entrar por su pequeña puerta,
recorrer sus salados corredores,
esperarte en los cuadros de conchas,
hablándote desde el balcón
con la boca llena de espuma blanca y transparente
como mis palabras,
esas palabras livianas que te digo,
que no tienen más que el peso
del aire entre mis dientes.
Es tan hermoso contemplar el mar.
Hubiera sido tan hermoso el mar
desde nuestro castillo de arena,
relamiendo el tiempo
con la ternura
honda y profunda del agua,
divagando sobre las historias que nos contaban
cuando, niños, éramos un solo poro
abierto a la naturaleza.
Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
en la marea alta.
Se ha llevado las torres,
los fosos,
la puertecita por donde hubiéramos pasado
en la marea baja,
cuando la realidad está lejos
y hay castillos de arena
sobre la playa…

(Gioconda Belli)

Más de Cien Mentiras

lunes, 3 de noviembre de 2008


Tenemos memoria, tenemos amigos,
tenemos los trenes, la risa, los bares,
tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
tenemos moteles, garitos, altares.

Tenemos urgencias, amores que matan,
tenemos silencio, tabaco, razones,
tenemos Venecia, tenemos Manhattan,
tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
tenemos costumbres, pudores, jadeos,
tenemos la boca, la lengua, los dientes,
saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
los pies en el barrio y el grito en el cielo,
tenemos Quintero, León y Quiroga,
y un "bisnes" pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga,
tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
monjas de Fellini, curas de Berlanga,
veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
tenemos el morbo, los celos, la sangre,
tenemos la niebla metida en los huesos,
tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos,
ropa de domingo, ninguna bandera,
nubes de verano, guerras de Macondo,
setas en noviembre, fiebre en primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
"qué importa", "lo siento", "hasta siempre", "te quiero",
hinchas del Atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Tenemos el mal de la melancolía,
la sed y la rabia, el ruido y las nueces,
tenemos el agua y, dos veces al día,
el santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes;
Lennon y McCartney, Gardel y LePera;
tenemos horóscopos, Biblias, Coranes,
ramblas en la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
de islotes sin nombre ni ley ni rutina,
tenemos heridas, tenemos medallas,
laureles de gloria, coronas de espinas.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobres exquisitos, ricos miserables,
ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.

(Joaquin Sabina+Jaime Asúa)

Viento del Sur

domingo, 2 de noviembre de 2008



Al volver la cabeza, Don Quijote vio cómo se perdía, tras la línea del horizonte y en medio del fragor del combate, el país donde nunca más había de volver. Mortalmente herido por un mes de julio que se había abierto paso a zarpazos, a Don Quijote ya no le quedaba sino buscar un lugar lo suficientemente anónimo como para que albergara su desazón. Comenzó entonces una trashumancia confusa y sin rumbo, en la que nostalgia y pesadumbre lo tuvieron consumido y derrotado como nunca antes recordaba haberlo estado.
Atravesó Europa como una sombra barrida por el viento, buscando un trozo de mundo que no le fuera doloroso y ajeno. En febriles jornadas fatigó Asia,Africa y América; dobló el cabo de Hornos y el de Buena Esperanza; siguió las huellas de Colón, de Cook, de Elcano, de Urdaneta, del Spirit of Saint Louis, del Beagle y del Plus Ultra; buscó Eldorado, la Atlántida, la tierra de las amazonas, al Preste Juan de las Indias, el oro de California y de Australia y la piedra filosofal.
Llegó un día en el que, errabundo y abatido, dejó que se fueran consumiendo las horas y los días, perdido en alguna parcela de sus recuerdos; buscando alguna certeza pasada a la que aferrarse, náufrago ya de la Historia. Los días se sucedían monótonos e inmisericordes; sin comienzo ni fin; sin esperas ni esperanzas.
De repente un día sintió el viento sur; se detuvo y recordó. Recordó a Sancho, arrebatado por una única ola, furibunda y rabiosa, frente a Cádiz,en una fecha lejana ya y dolorosa, y este recuerdo le hizo gritar su nombre,pero sólo obtuvo un eco inerte y mezquino. Recordó también el amor, como fiebre pasajera vencida por el tiempo y la pena, mientras el viento le acercaba aromas cercanos y familiares, mezclados con el olor de la tierra ensangrentada.
Ensimismado como estaba, apenas reparó en un pájaro inmenso, de grandes ojos ciegos y reflejos metálicos que pasó junto a él, sobre el Pacífico. Ni siquiera le sorprendió que poco después volviera a zumbar en sus oídos el aire hueco, artificial y mortecino que dejó tras de sí a la vuelta, aliviado ya del huevo de la muerte.
Casi al mismo tiempo, mientras una ráfaga hirviente y violenta lo atravesaba, dispersándolo para siempre, Don Quijote aún pudo distinguir,entre el olor dulzón de la carne quemada, una naturaleza muerta de relojes blandos; relojes reblandecidos a miles de grados, que aún se obstinaban en marcar las ocho horas y quince minutos del día seis de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco.

(Carlos M. Gutiérrez)

El Filósofo



Ya poco queda del filósofo en la cantina. Pedazos, retazos. Le faltaba un pie, una pierna al filósofo. Un brazo, una mano. Pocas cosas: un cenicero,la huella de su uña en la madera, el rastrillar del zapato. Limitados a verlo de esa forma era como un cristal en la ventana descomponiendo la luz, irritándola, arañando las paredes donde el papel reproducía figuras borrosas, como ahora el filósofo, arriesgándose a no ser, a irse entre volutas.

Las pocas personas que prestaban atención a la presencia del filósofo, a más de nosotros, también desaparecieron. Luzmila, quien una vez le dio con el plato y su sonrisa en plena cara, se limpió las manos en el delantal,esos dedos rojos de lavar loza, y salió del cuadro, y aunque se presumía que estaba allí, ya nunca más se la pudo ver. El árabe, conocido como el turco, el libanés, el judío, el infiel, el maldito que se lleva la quincena entre las telas, también se fue con los vientos, pasó el umbral, al sol, y se perdió calle abajo, carreta en mano, nunca volvió. Alonso Aguado, borracho entre las patas de las mesas se convirtió en tres o cuatro tapas de cerveza cuando volteamos a mirar. Asimismo vieron al filósofo otras personas que encontraron la nada como un perrito amarrado al poste del alumbrado, y por ello sufrieron y se desvanecieron.

Que el filósofo hubiera perdido las extremidades es una historia singular que uno no puede narrar sin detenerse en el pensamiento como frente a un semáforo. La historia era que a cada idea que tenía el filósofo le apostaba un pedazo del cuerpo. Tan convencido estaba de la verdad de sus argumentos.
Así, a la idea de que el viento estaba compuesto de dos partes iguales con distinto peso y volumen, la cual hacía descender de los antiguos helenos, le tiró al azar la suerte de sus dedos y por consiguiente su mano, y la perdió cuando el viento del amor único le traspasó la camisa y le arrulló el corazón. Él decía, contento, que esa vez casi apuesta la cabeza.
Un pie por la caída de los cuerpos como razón de la inmanencia del alma; toda una pierna por los negocios turbios de la fe y la esperanza; el hígado por la transubstanciación de los cuerpos; el apéndice por la infalibilidad del Papa. No sabemos a qué extraña razón apostó a Luzmila y a los otros.
Poco queda del filósofo en la cantina: cenizas, los garabatos de su uña en la madera, el rastrillo de un zapato contra el suelo. Afortunadamente no tuvo tiempo de tener una nueva idea por nosotros, o tal vez supuso que no valíamos el hilo de su pensamiento. Y aunque esta reflexión es triste, nos permite saborear el gusto de una victoria.

(Armando Romero)
 

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