El Precio de los Sueños

jueves, 20 de mayo de 2010



Llevo días sin escribir, y sin subir nada a la red, que es aún más raro. He dedicado mi tiempo a reconciliarme con lo que estaba perdiendo en el camino. Tenía un agujero en el depósito de la gasolina y casi se me agota el combustible. Menos mal que me di cuenta a tiempo. Mis enemigos me enseñaron el atajo hacia mi pasado que parecía haberse quedado encerrado tras el último portazo que di en mi vida.

Demasiados cadáveres se ha cobrado esta guerra sin cuartel. Demasiado dolor que no merece más desgaste. El roce con la realidad del día a día me ha quemado las plantas de los pies y el camino es demasiado largo como para gastar tantos cartuchos en el primer asalto.

Me miro en el espejo y empiezo a reconocerme, algo mayor, eso sí, pero vuelvo a ser la misma. Me he roto y he resucitado. Recuerdo el amor perdido no como desamor, sino como una parte necesaria en mi pasado. No me siento más fuerte porque llegar hasta donde estoy y volver atrás para tomar impulso una y otra vez me ha ido puliendo las aristas y ya no sé enseñar los dientes. Ahora soy más dócil y más tolerante con mi propia actitud ante la vida. No soy mejor que antes, pero tampoco peor. Me mantengo en un delicado equilibrio para sobrevivir en la cuerda floja que cruza un acantilado. Hubo un tiempo en que mi burbuja se veía brillante y yo vivía la visión que tenía desde el interior de ella como si se tratara de la realidad. Pero vivir en burbujas tiene riesgos de que el alfiler más fino puede romperlas.

Ahora vivo en la realidad sin burbujas donde el aire duele al rozar los labios. Ha llegado el momento de recibir parte de lo que he donado a la “causa fantasma”. Nunca di tanto a cambio de nada. Y he estado demasiado cerca esta vez de caer en el abismo. Cada vez que me ocurre –acercarme al fracaso- vuelvo a revivir aquel día en clase cuando tenía once años y cambié por error dos palabras: amor y motor. Dos palabras distintas que mueven el mundo, pero aquel día destruyeron el mío. En aquel entonces, igual que ahora, lloraba sin consuelo por el tiempo invertido y perdido en crear un sueño. El precio de los sueños es demasiado alto en los tiempos que corren y tanto a los once años como cuando ya tienes eso que llaman “una cierta edad” , un sueño se puede tornar en pesadilla a la velocidad de la luz…

(La Dama)

1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Blas de Lezo on sábado, 22 de mayo de 2010, 17:25:00 CEST dijo...

Los sueños no tienen precio, nunca lo tendrán pues su valor es incalculable.
Mi invisible Dama, son las Ilusiones por las que alguien avanza o retrocede, por las que alguien sacrifica verdaderos caudales materiales, morales, sentimentales y de mil formas, las que al romperse por su verdadra materia compuesta de pura ilusión nos acaban por dañar y hacer que el dolor mane de la herida abierta.

El sueño por el que uno se mueve es algo que te mantiene pero que tambien te demuestra que puedes conseguirlo o no, simplemente esta ahí y por él iras haciendo o parando pero con el consciente valor de que eres tu el que controla la acción. Nunca te dañará

Yo tengo algunos sueños pero si en algo estoy claro es en no conviertirlo en ilusiones.

Sueña y vive. Difruta y deja las ilusiones para la lotería

Un beso y un sueño, el que desees, Blas

 

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