Soliloquios en cuarto creciente

lunes, 6 de abril de 2009



Últimamente se me amontonan las goteras y la lluvia me cala hasta lo más hondo. Los engaños, las prisas, el vacío, los huecos en el estómago, los nudos en la garganta, las campanas que tocan el final de los asaltos, la nostalgia de lo que todavía no ha sucedido por las cosas que aún conservo…llenan espacios muertos. Tengo un inmenso agujero en lo más profundo y no tengo el hilo a mano para coserlo. Mis remiendos son temporales y mediocres. La mediocridad me agota porque nunca la he entendido. Es una espiral extraña llena de luces de neón que se debaten en mi cabeza.
Respiro profundamente y me paro a escuchar esta nada inmensa que me rodea. El silencio ensordecedor me paraliza y es a la vez una sensación placentera, pero desconocida y como todo lo no conocido, me provoca recelos y reduce a cenizas cualquier atisbo de entusiasmo…
Puedo gritar y crear un eco infinito en mis paredes blancas, como si estuviera en la cima de la montaña más alta del mundo; puedo danzar como un poseso a la luz de Luna; puedo reír a carcajadas si se me antoja hacerlo; puedo correr desnuda sin sentirme observada; puedo llorar a gusto por las tristezas más nimias que me rodean; puedo combinar colores estridentes, haciendo de la extravagancia un hábito; puedo combinar sabores y embriagar el aire con el perfume más caro o saltar sobre la cama como si quisiera alcanzar una nube o atrapar una estrella para que iluminase el cielo de mi habitación durante el resto de mis días…Soy independiente y no estoy acostumbrada a serlo. Perdí pronto esa rutina que nunca he llegado a saborear del todo y ahora me siento extraña.
La vida lanza órdagos y prende antorchas a mi paso. No necesito oír la respiración de nadie a mi lado, sólo escuchar el ruido de los coches en la lejanía de mi ventana que da al resto del mundo. Por eso odio las noches en las que la oscuridad lo llena todo, porque el ruido desaparece y la inmensa nada con su manto de silencio cubre las esquinas de mi cama.
Sentimientos encontrados se atropellan y forman sombras chinescas con la luz del cuarto creciente y sólo oigo mi respiración acompasada, menguante, a medida que el sueño se apodera de mis pensamientos, y se lleva, como la pleamar, mis viejos fantasmas...

(La Dama)

5 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Susanna dijo...

A veces necesitamos rutinas porque la vida se vuelve contra los que no forman parte de una comunidad, de un grupo "protector". Este mundo no está pensado para los que son dueños de sus actos sin tener que darle exlicaciones a nadie.
Esa falta de rutinas, ese aislamiento a veces no buscado pero encontrado nos hace sentir extraños, porque al silencio nadie está acostumbrado...

Un saludo, Dama.

Anónimo dijo...

Cuando empecé a tocar la guitarra y a componer canciones pensaba que las mías eran las mejores. Que las de los demás eran absolutamente mediocres porque la mediocridad era la tónica entonces. Bueno, un poco pavón y prepotente sí que era. Afortunadamente ya hace mucho que enterré la prepotencia (y lo de pavón no sé si lo seré aún porque alguien me lo sigue llamando de vez en cuando, ¿será verdad? snif!).
Y es que cuando estás seguro de algo, cuando crees que eres el mejor y lo demás no importa, eres como el rey del mundo.
Ahora las cosas no solo NO son diferentes, sino que la mediocridad ha aumentado tanto que hasta se ha adueñado de mi cuenta corriente.
Como en una película donde al final ganan los malos, en un mundo donde eres "alguien" si has tenido una relación con algún "famoso", donde se valora un resultado económico por encima del artístico (sin mencionar ya la honestidad de ese hecho), en una sociedad donde solo se admite el "todo vale", donde ese rey del mundo es un personaje que..."pasaba por allí"...resulta reconfortante encontrar a Damas que, como tú, aún sienten que el poder de las pequeñas cosas son las que dan sentido a esta sociedad de vida desemparada y falta de lógica que nos ha tocado vivir.
Tus escritos son sueños donde nos transportamos siempre que los degustamos (leerlos ya es poco)porque se pueden...casi tocar.
A veces entro en ellos sin permiso pero con el convencimiento de que algo bello nos regalarás.
Y nunca me equivoco.
Por favor, continua regalándonos tantos sueños hermosos.
Un beso Dama.

-ReyArturo

Colo on martes, 7 de abril de 2009, 19:16:00 CEST dijo...

Amiga del pelo rojo como yo, qué palabras penetrantes, cuánto sentimiento encierran!!!

Me conmovió este texto... gracias!

Un beso

Blas de Lezo on miércoles, 8 de abril de 2009, 0:04:00 CEST dijo...

Bendito sueño que se apodera de tus pensamientos. Navegará entre brotes de luces y relámpagos de gritos acompasados entre canciones perdidas en el vasto olvido que produce la noche inconsciente.

Aqui, desde el cuarto menguante no hay nostalgia sino deseos de provocar mas ciclos de lunas para poder llegar al creciente en el que cace tal sueño y a su lado éste tenga a bien relatarme ese sueño que te ha arrebatado.

Un beso desde este lado de la luna.

Blas

Clarines dijo...

Maravilloso blog y un post genial.

Un saludo.

 

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