Historia de la Tristeza

martes, 14 de octubre de 2008



Habia vivido mucho.

Se apoyaba alli, viejo, en un tronco, en un gruesisimo tronco, muchas tardes cuando el sol caia.

Yo pasaba por alli a aquellas horas y me detenia a observarle.
Era viejo y tenia la faz arrugada, apagados, mas que tristes, los ojos.

Se apoyaba en el tronco, y el sol se le acercaba primero, le mordia suavemente los pies y alli se quedaba unos momentos como acurrucado.

Despues ascendia e iba sumergiendole, anegandole, tirando suavemente de el, unificandole en su dulce luz.
Oh el viejo vivir, el viejo quedar, como se desleia!

Toda la quemazon, la historia de la tristeza, el resto de las arrugas, la miseria de la piel roida, como iba lentamente limandose, deshaciendose!

Como una roca que en el torrente devastador se va dulcemente desmoronando, rindiendose a un amor sonorisimo, asi, en aquel silencio, el viejo se iba lentamente anulando, lentamente entregando.
Y yo veia el poderoso sol lentamente morderle con mucho amor y adormirle para asi poco a poco tomarle, para asi poquito a poco disolverle en su luz, como una madre que a su nino suavisimamente en su seno lo reinstalase.

Yo pasaba y lo veia.

Pero a veces no veia sino un sutilisimo resto.

Apenas un levisimo encaje del ser.

Lo que quedaba despues que el viejo amoroso, el viejo dulce, habia pasado ya a ser la luz y despaciosisimamente era arrastrado en los rayos postreros del sol, como tantas otras invisibles cosas del mundo.

(Vicente Aleixandre)

1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Sol on martes, 14 de octubre de 2008, 2:20:00 CEST dijo...

profundo, como sempre..
bjs.

 

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