Home, sweet home!

jueves, 5 de junio de 2008



Releyéndome en el texto anterior me doy cuenta de que siempre he sido muy melodramática para las despedidas, a las que desde los cuatro años soy alérgica. He vuelto de nuevo hace unos días, pero hasta hoy no me he decidido a escribir nada. Es como llegar a una casa nueva en la que te sientes bien porque siempre ha sido tu sueño y tu orgullo por el tiempo que has dedicado a conseguirla, aunque sabes que vas a tardar más tiempo aún en convertirla en un hogar.
Acabo de dejar las maletas en el suelo y me dirijo a echar un vistazo a “las flores” de bienvenida de los amigos que celebran mi vuelta, que no son otras que los e-mails de contactos de medio mundo. He tardado días en leerlos todos (más de seiscientos). Lo he ido intercalando con el paso por los nuevos comentarios en mis páginas, algunos muy fuera de lugar, otros muy dentro del corazón. No tengo término medio: o me detestan o me adoran. Ambas cosas llenan más mi ego. Mi abuela decía que está bien levantar pasiones de cualquier tipo, eso indica que eres un ser interesante y que no dejas indiferente a nadie, ya sea para dedicarte un hermoso piropo o el más soez de los insultos.
Volviendo al análisis del post anterior, en una cosa sí tenía razón: era sólo un arrebato.

La Dama

0 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

 

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