Estadísticas y Probabilidades

miércoles, 4 de junio de 2008

Hoy he leído en un diario de tirada nacional: “Estamos en la Era la Estadística”. Creí que ésta era la Era de Acuario. La Estadística siempre fue mi asignatura pendiente. De ahí que las conclusiones que sacaba tras la primera cita con el supuesto hombre de mi vida y la interpretación de sus actos siempre parecieran bastante arbitrarias. En realidad lo eran. Así solía rechazar parejas por cosas extrañas. Por ejemplo: Amor nº 1: tenía los ojos preciosos, pero la nariz aguileña y la risa sardónica; Amor nº 3: tenía la voz dulce pero adoraba las películas de Steven Segal y hacía ruidos guturales mientras comía palomitas; Amor nº 4: era de estatura baja y se ponía ropa extravagante cuando venía a verme, para contrarrestar el traje de chaqueta y la corbata que usaba en la oficina. Nunca le perdoné que un Domingo de Ramos apareciera en chándal -aquel fue el principio del fin-.
Dicen los expertos que la mente nunca puede estar en blanco. Hoy he ido de nuevo al distrito. Decidí ir andando para contrarrestar la vida sedentaria que me provoca el estar encadenada a este teclado, cosa que está echando a perder este cuerpo que durante años me ha dado cierta reputación en el barrio. Me he distraído durante el trayecto realizando un auténtico estudio de campo.
Durante el paseo me he cruzado con tres personas que, preguntándome por una dirección, han puesto a prueba mi ausente sentido de la orientación, tan sólo superado por mi afán de solidarizarme con ovejas descarriadas. La probabilidad de que estas tres ovejas tras preguntarme, hayan llegado a su destino, tiende al infinito.
A medida que pasa el tiempo una, a pesar de tener pareja, por aquello de atravesar ciertas barreras psicológicas y para contrarrestar la depresión que provoca la ley de la gravedad sobre determinadas partes del físico, necesita incentivos. Y nada mejor para subir la autoestima que pasar delante de una obra. Me he cruzado con una cuadrilla de albañiles, de los cuales tan sólo el 46,7% me ha lanzado un piropo agradable, obsceno o simplemente vulgar. El resto 53,3% ha permanecido indiferente. Estudio descriptivo observacional: Yo pasé a las 11 horas 54 minutos y 13 segundos. A las 11 horas 54 minutos y 18 segundos pasa una chica rubia con una talla de sujetador indignante para mi género y una camiseta que tiene que cortar la respiración –seguro-. La reacción es idéntica a la que segundos antes había provocado mi aparición.
La estadística domina mi vida. Estas son las conclusiones de mi estudio, basadas en la evidencia:
1) Me he pasado la vida besando a muchos sapos hasta llegar a mi príncipe azul.
2) Preguntarme por una dirección es correr un altísimo riesgo de no llegar nunca al lugar deseado.
3) El 46,7% de los trabajadores de la construcción tienen un excelente sentido del buen gusto y saben apreciar la belleza, mientras que el 53,3% pertenece al colectivo gay y/o está en puertas de trabajar para la fundación O.N.C.E.


La Dama

0 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

 

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