El Paraíso del Tiempo Perdido

lunes, 8 de junio de 2009



A veces es difícil caminar bajo la lluvia sin pisar los charcos. Sortear los recodos del tiempo donde la vida asesta sus puñaladas traperas como un salteador de caminos y seguir adelante como si no hubiese cicatrices en la piel…No todos estamos preparados para caminar en dirección al sol sin quemarnos, dejando atrás una estela de viejos disfraces donde resguardarnos de aquella parte que se refleja en el espejo y que no nos gusta…
“La vida es hermosa, a veces dura, pero pasa demasiado deprisa”, me ha dicho una anciana en una conversación trasnochada. Es una de esos axiomas lúcidos que todos tenemos en el desván de las cosas añejas que se intentan abrir paso entre otras muchas vaguedades de la inconsciencia de mortalidad con la que vivimos y que sólo vemos cuando la muerte nos visita y nos devuelve a la realidad sin atisbo de edulcorantes…
Anoche hablaba con un padre de familia que ha construido una vida dedicada al trabajo y a hacer real el milagro del pan y los peces con las horas del día para darles a sus vástagos lo que -para él- es una vida mejor. Me preguntó qué es lo más importante que tengo y yo respondí “el tiempo”. Su mirada me recordó a la de mi padre treinta años atrás. Un padre ausente en los grandes acontecimientos de la vida de sus hijos porque apenas tenía un momento para levantar la cabeza de los papeles de su escritorio.
Aquel hombre se marchó cabizbajo con todos sus minutos perdidos a la espalda, que arrastraba como hojas secas barridas por el viento. Y es probable que pensara si realmente merecía la pena invertir más tiempo en el trabajo que en conversaciones con sus hijos…
Hay mensajes por todas partes de otros que han pasado por este mundo antes que nosotros y han dejado señales que podemos valorar o ignorar. Son luces de neón intermitentes en ámbar que nos indican que aún estamos a tiempo de cambiar nuestros planteamientos vitales, de trabajar para vivir y no vivir para trabajar, de cambiar ceños fruncidos por sonrisas, de caminar notando como el aire entra en nuestros pulmones en lugar de comportarnos como si fuésemos a coger un tren que está a punto de salir y llegamos tarde; en definitiva: de invertir nuestro tiempo en cosas que nos hacen felices en lugar de cosas que nos esclavizan…
Cada uno decide, pero la cuenta atrás ya ha empezado y el "tic-tac" no se detiene…

(La Dama)

3 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Blas de Lezo on lunes, 8 de junio de 2009, 20:22:00 CEST dijo...

Es algo tan real como hermoso lo que destilas entre las varillas de tu paraguas rojo.

Muchas horas al día, muchos días del mes, tiempo gastado sin saber si bien.

Tengo una familia, dos niños que crecen y mis esfuerzos son sobre el tiempo gastado con ellos, los cuentos de noche, bajar a la playa aunque me muera de cansancio para gastar el tiempo en lo que uno cree que merece la pena.

Estas molido, destrozado como me pasa últimamente que casi no escribo por no perder esos minutos. ¿Estará bien utilizado el tiempo? Cada día que pasa en esta cuenta atrás sin retraso posible me demuestra que si lo sabré en algún momento será ya tarde para corregir o celebrar.

Solo queda intentar sentirse lo mejor posible.

Un beso muy grande y muy sentido por este elixir de palabras que has destilado y que me han tocado.

Gracias, Blas

Abril on sábado, 13 de junio de 2009, 17:20:00 CEST dijo...

Querido Blas:

Es cierto que el tiempo se desliza como lluvia entre las manos, y nunca hasta que pasan los acontecimientos que nos atan a la avida sabemos si estamos o no en el camino cierto o equivocado. No obstante, soy de las que piensan que todo aquello en lo que se ponen el corazón, nunca es tiempo perdido sino invertido en hacer realidad los sueños.

Gracias a ti por pasar tus ojos por encima de mis palabras.

Sugar dijo...

Precioso texto, me hace pensar muchas cosas...

 

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