Reencuentro

lunes, 2 de junio de 2008

Este fin de semana he vuelto a ver a mis amigos después de algunos meses sin días propicios para hacerlo. La conjunción de los planetas lo ha permitido este viernes y los pronósticos se han cumplido. Por razones diferentes todos estamos demasiado ocupados para vernos más a menudo, pero ayer pudo ser, aunque por poco tiempo –para variar, yo trabajaba al día siguiente-. Se celebraba un cumpleaños con diez días de retraso: el de Amor nº 12. El único con el que he conseguido mantener una amistad agradable después de una ruptura sin grandes dramas.
Todos siguen más o menos como siempre. Hay cosas que no cambian. Alguno de ellos ha ampliado la familia y viene con una nueva desconocida presentándola como novia al resto del grupo. Así que haciendo recuento tenemos dos nuevas adquisiciones: “la Chica del mono de cuero” y “la Chica de la sonrisa permanente”. Es un grupo el nuestro de etern@s novi@s que cambian a lo largo del tiempo y de casas alquiladas a modo de piso de estudiantes, en los que las ideas de casarse e independizarse suenan demasiado complicadas. Aún resulta extraño digerir la boda del año pasado de “El amante de las musarañas” con “la Chica de la canción protesta de Pablo Milanés”, un eterno inconformista que había hecho de la vida en grupo tipo comuna toda una institución y era el ídolo de “Peter Pan”, entre otros.
Echaba de menos algunas caras, ausentes con las excusas habituales, aunque casi todos estábamos allí. La mitad de los invitados eran como de otra esfera. De una generación diferente, nada que ver con la nuestra, curiosos, como salidos de un concierto de los “Mágicos 60”. Probablemente amigos de amigos…es decir, desconocidos.
La complicidad entre nosotros era la misma, con la consiguiente sensación de estar fuera de lugar entre los nuevos, a pesar de los esfuerzos por la integración. La misma fina ironía ante los detalles más sutiles. Las consabidas preguntas por los ausentes… No tardamos en dar la gran noticia que teníamos reservada Amor nº 14 y yo. “Indiana” me miró con cara de nostalgia; “El hombre llamado Jacks” con su habitual cerveza en la mano con cara de sorpresa junto a su nueva ¿novia? –“la Chica de la moto con el mono de cuero”-; “Lambada” con un gran abrazo de oso y la cara de hermano mayor dándonos la enhorabuena, con “la Chica de la sonrisa permanente” como sombra y “Peter Pan” haciendo el payaso para disimular cierta desazón –lo sé- siempre lo hace cuando no le gusta tocar un tema. Esa es su forma de enfrentarse a la realidad. Y de rechazar los cambios, porque él nunca ha querido aceptar que las cosas cambian, la gente madura y la vida sigue…
No hay nada como ver a los amigos para sentirte como en casa de nuevo.

La Dama

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