Qoerqiowe

jueves, 5 de junio de 2008





En el planeta Qoerqiowe hay seres de una extrañeza inverosímil. Se dice —quizá parezca absurdo— que para cada uno de ellos hay un solo cuerpo y una sola mente. O sea que a cada mente corresponde un cuerpo, y viceversa. También, que son capaces de deslizarse en el espacio pero no en el tiempo. Eso quiere decir —parece un disparate— que por propia voluntad (una voluntad perteneciente a un solo ser) pueden cambiar su situación espacial con respecto a los otros objetos y seres. Tal pasmosa habilidad era antaño refutada por físicos y matemáticos, pese a inapelables declaraciones de testigos calificados. Más incomprensible aún es que —según crónicas de viajeros— estos seres jamás eligen el momento en el que están. Obligados a aceptarlo, no pueden moverse hacia otro, por más que lo deseen. Entiéndase: no significa esto que carezcan de una capacidad plausible de ser desarrollada con instrucción y práctica, sino que por mera imposibilidad de la física de Qoerqiowe se ven impelidos a existir sólo en uno de los puntos sucesivos de la recta del tiempo. No se trata de un defecto moral, no; no debe achacarse tal estrechez a la desidia ni a la maldad. Debe apuntarse, además, que a su prodigiosa libertad espacial se contrapone una miserable percepción del tiempo: apenas una fracción de lo que aquí llamamos momento. Allá, un momento es infinitamente pequeño. En otras palabras: su presente ocupa exactamente nada. No hay palabras con que aclarar semejante contradicción al sentido común. Un avezado lector preguntaría: ¿No es contradictorio el siguiente razonamiento?:
Se llama momento presente al segmento actual en la recta del tiempo
Si existe el tiempo, entonces existe el momento presente
En Qoerqiowe existe el tiempo
En Qoerqiowe existe el momento presente
Un segmento de tiempo existe sólo si tiene longitud mayor a cero
En Qoerqiowe el momento presente tiene una longitud igual a cero
En Qoerqiowe no existe el momento presente
Con lo que queda demostrado que no sabríamos qué contestar. Baste decir que estos seres existen rodeados de sendos mares inmensos de pasado y futuro, a cuestas de un filoso quark al que llaman presente. No termina aquí la lista de absurdos. Acerca de la psicología de estos seres se han publicado varios tratados en los últimos siglos; las sorpresas de aquellos primeros lectores hallarán ecos en las de quienes tengan ante sí esta página. Sólo un par de curiosidades: a diferencia de los animales del mundo que conocemos, los que habitan en Qoerqiowe tienen la mente adentro y el cuerpo afuera. Una rama reciente de la psicología que se apoya en la lógica simbólica, la teoría de conjuntos, la geometría de n dimensiones, la biología, y conceptos tomados de lo que se ha dado en llamar matemática especulativa ha logrado establecer en un plano enteramente abstracto la existencia de monstruos parecidos a los de aquel lejano planeta. Este descubrimiento ha dejado atónita a gran parte de la comunidad científica, que hasta no hace mucho consideraba como disparatadas las descripciones —ahora dueñas de una probabilidad apuntalada en la firmeza de la lógica— de los osados aventureros que, conviene decirlo, tal vez no hubieran merecido a su retorno tanta incredulidad, ni insultos, escupitajos, azotes, decapitaciones ni gnorjlebskue. (Esta última una práctica desalmada, si las hay). Al parecer, es contingente la configuración de un exoesqueleto emocional y un interior material. Vale decir, es posible la existencia (bajo otras leyes físicas que comenzamos a vislumbrar) de animales que tengan su parte tangible recubriendo su parte intangible, seres con emociones y nociones dentro de una suerte de caparazón material.

(Pablo Contursi)

1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Anónimo dijo...

Conocía este relato, pero no sé por qué me pareciño más bonito leyéndolo aquí. Me gusta tu blog.

 

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