Erótik

martes, 3 de junio de 2008

T endida sobre sábanas de satén blanco, aguardas
U bicada en el cuerpo que mi deseo desnuda.
E res el mundo de leyenda que me fabriqué de niño para
R ecorrer con todos los sentidos.
E s tu risa el escalofrío que atraviesa mi columna de
S ur a norte, esperada como el agua de mayo
E n tiempos de sequía.
L una cálida que me aguarda al filo de las tardes de otoño
P ara iniciar el festín de dos cuerpos a la deriva de noches de
L ujuria, mientras
A rde la ciudad detrás de la ventana.
C uerpo que se estremece con el roce de otro cuerpo;
E xtasis que sellan las manos que se encuentran;
R umor de caricias que traspasan el límite de lo permitido.

T ejes mis sueños más húmedos en el
U niverso de tu cuerpo prohibido. Nuestra música será una

C adencia de susurros al ritmo de las palabras más lascivas.
U n día moriré a tu lado y me encontrarán
E n tu lecho, como dormido, con una sonrisa en los labios.
R esucitará entonces mi fantasma aferrado a tus encantos.
P orque podrá irse mi cuerpo de este mundo,
O scuro y tenebroso sin tu presencia

D espués tan sólo de que el tuyo me acompañe.
E res el andén de mi estación preferida: el otoño.
S iento tus hojas secas inundar mi alma.
N o pasa un minuto sin que tu recuerdo me acompañe y
U n minuto me basta para morir cada día si mis manos no te tocan.
D ías de mi vida perdidos en la locura de tu no-presencia y una
O scuridad absoluta la que los define.
D esaparecen las dudas cuando te haces visible.
E n el espejo de mis deseos,
S iento tu respiración acelerada,
P idiendo entre susurros
I niciar una nueva batalla,
E nvueltos en un torrente de caricias prohibidas.
R ecorro tu cuerpo con
T odos mis sentidos y así,
A mándonos, llegamos al alba.
M írame de soslayo con tus ojos niños e
I nicia de nuevo el ritual mientras
S onríes con los labios de la inocencia perdida…

S abes que no puedo huir de tus encantos
E s una red invisible la que me encadena a tus caderas;
N unca eché de menos un cuerpo y
T odavía menos un alma. Pero tu cuerpo, que no es de este mundo,
I ncita al pecado,
D omina todo lo que envuelve mi nombre. Y tus
O jos, en los que me reflejo,
S on mi único objetivo en esta guerra.

M orirme quiero contigo cada noche si te arrojas
E n el océano de mis deseos.

P erderme en tus bosques y encontrarme atado a tu piel e
I nsistir en recorrer tus noches y tus dunas,
E se escenario que me condena.
R ecorrer tu cuerpo palmo a palmo hasta llegar allí
D onde nunca llegó nadie.
O ler la brisa que desprenden tus mares, allí,
E n el acantilado de tu mirada.
N otar como tu voz insinuante toca mis oídos y

U n cosquilleo acaricia mi cuello…
N ómada fui en otros cuerpos y en el tuyo, en cambio,

P odría morir en este instante,
A sí, sin más con sólo
I maginar que estás a mi lado,
S oñarte presa de mis brazos y
A ferrarme a tu jardín encantado…
J untar tus ansias con las mías y
E nlazarnos como si tuviésemos miedo a un final inminente.

D íme que me añoras y que soy tu único amante
E ste día en el que

B usco tus labios
E ntre un millón de bocas que no me dicen nada.
S usúrrame que me has esperado impaciente toda la noche
O déjame morir en paz liberándome del hechizo
S i no eres toda mía.
Y dirán que perdí la cordura cuando me vean esparcir
C omo una alfombra de pétalos
A tus pies, el ramo de
R osas rojas, que ayer te compré en el mercado.
I ncrédulos que no te han visto, como yo, cobrar vida para llegar hasta mi
C ama cada noche… Y no me importan que me llamen
I luso y que piensen lo que quieran por traerle flores cada día
A mi a mi amada, aunque sólo
S eas la estatua de este jardín botánico.

La Dama

0 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

 

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