Cíclopes y brujas

martes, 3 de junio de 2008


Dada mi condición de asalariada temporal, mientras afronto lo mejor posible mi situación actual, para no perder las rutinas que me mantienen viva, actúo como si tuviera compromisos ineludibles que acometer y como si me tuviese que ceñir a un estricto horario de oficina.
De niña vi una película, en la que se contaba la leyenda de unos seres que osaron desafiar a los dioses pidiéndoles que les permitieran ver su futuro a cambio de uno de sus ojos. Los dioses castigaron su arrogancia concediéndoles que vieran tan sólo cuándo se acercaba el día de su muerte. Desde entonces esos seres que habían sido antes bellos y felices, convertidos después en cíclopes, erraban tristes por el mundo, en espera del desenlace que ya conocían.
Hoy en la calle se ha acercado a pedirme dinero una mujer de unos cuarenta años, guapa a pesar de su absoluta decadencia y lamentable estado físico. Tenía el pelo muy largo y liso, de un rubio ceniciento, desvitalizado. Le faltaban algunos dientes. Llevaba los labios pintados más allá de las comisuras con carmín rojo y zapatos de tacón rotos a través de los cuales sobresalían los dedos de los pies también pintados con esmalte rojo. Estaba extremadamente delgada. Llevaba pulseras en ambos brazos alrededor de las marcas de los pinchazos, como si en plena autodestrucción abandonar su condición de mujer fuera lo último, incluso después de perder cualquier esperanza de salvación. Pasaron cerca unos niños que se reían comentando que parecía una bruja. Me la he imaginado abriendo su bolso sentada en cualquier banco del parque usando su barra de labios roja, con la mano temblorosa, mientras espera a la muerte, pintándose para recibirla con su mejor aspecto.
Hoy viéndola, he tenido la sensación de que esos cíclopes de la historia de ficción viven entre nosotros. He conocido a uno de ellos en forma de mujer, que vendió su belleza a cambio de vivir más deprisa.
Cuando se acerca el final los gestos más simples son los que te recuerdan que aún estás viva. Para sobrevivir tienes que morir y resucitar muchas veces. Y si presientes que tu muerte está cerca, mejor esperarla con los labios pintados.

La Dama

1 Gotas de Lluvia sobre mi Paraguas Rojo:

Unknown on martes, 3 de junio de 2008, 0:16:00 CEST dijo...

Te dejé un comentario en "Buceando en mi Interior" Jiji, leelo :)

 

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